Confirman que muchos comercios no solicitan DNI para compras con tarjeta

Varios hechos ocurridos en la ciudad de Puerto Madryn durante las últimas dos semanas encendieron la alarma de las autoridades, ante la falta de controles manifiesta en algunos comercios donde no es frecuente la solicitud del documento de identidad a los clientes que realizan compras con tarjetas de crédito y débito.
Esto último se vio reflejado en el reciente caso de un vecino que extravió su billetera, o bien la misma fue sustraída, hecho que al momento no ha sido establecido; y otro joven en poder de su tarjeta de crédito realizó compras en distintos comercios de la ciudad, las cuales ascendieron a los 70 mil pesos.
A pesar de que el damnificado había realizado la denuncia correspondiente en su entidad bancaria, el plástico continuó funcionando hasta que el poseedor del mismo fue aprehendido en plena vía pública, cargando varias bolsas de productos.
Desde 1999, cuando fuera promulgada, rige la Ley 25.065, que establece la obligatoriedad de que los comercios soliciten la identificación del comprador cuando se utilicen tarjetas de débito o crédito para efectuar compras, pero los hechos recientes han dejado en evidencia que, en la vorágine de la actividad comercial, muchas veces no se cumple dicho requerimiento.
A su vez, este tipo de operaciones encuadra dentro del delito de “defraudación”, contemplado por el artículo 173 del Código Penal.

Extracciones en supermercados

Otro episodio que ocurrió hace algunos días tuvo como damnificada a una vecina que extravió su billetera, la cual aparentemente habría sido hallada por otra mujer que, el mismo día, realizó compras en dos supermercados diferentes, y en el marco de las mismas, también efectuó extracciones por caja por un monto total no especificado, pero que rondaría los casi 10 mil pesos.
La víctima realizó la denuncia en la entidad bancaria y, afortunadamente, al disponer de un seguro que cubre dichos casos, logró recuperar el dinero que le sustrajeron sin su autorización; sin embargo, lo ocurrido dejó a las claras que, en un total de entre cuatro y cinco operaciones realizadas con su plástico, nadie le había solicitado a la mujer su documento de identidad, lo cual habría dejado en evidencia el fraude cometido.
Paralelamente, un local comercial del barrio Solanas también atravesó una situación similar, luego de que uno de los empleados no le solicitara el DNI a un hombre, al momento en que compraba productos; para sorpresa del primero, horas después ingresó al local el verdadero propietario del plástico, exigiendo el ticket con la firma y la grabación de la cámara de seguridad.

Robo de tarjeta y carga de nafta

Otro caso reciente tuvo como damnificada a una vecina a la que le rompieron el vidrio del auto y le sustrajeron la cartera, para luego utilizar sus plásticos en una estación de servicio.
Luego de que radicara la denuncia en una dependencia policial de la ciudad, los investigadores constataron de que la tarjeta había sido utilizada para cargar combustible por el monto de 2 mil pesos y, además, para comprar un bidón de nafta de 900 pesos.
Al entrevistarse con empleados de la estación, los mismos refirieron que la mujer había anticipado que volvería a cargar nafta en otro auto, motivo por el cual los agentes esperaron que apareciera, y posteriormente la detuvieron.

Una ley que no se cumple

En el marco de este tipo de situaciones, que han provocado un dolor de cabeza a más de un vecino, desde hace casi dos décadas rige la Ley 25.065 que establece “normas que regulan diversos aspectos vinculados con el sistema de Tarjetas de Crédito, Compra y Débito” y “relaciones entre el emisor y titular o usuario y entre el emisor y proveedor”, entre otras cuestiones.
En su artículo 5, la legislación indica que “el usuario, poseedor de la tarjeta estará identificado en la misma con: su nombre y apellido; número interno de inscripción; su firma ológrafa; la fecha de emisión de la misma; la fecha de vencimiento; los medios que aseguren la inviolabilidad de la misma y la identificación del emisor y de la entidad bancaria interviniente”.

Penas de un mes a seis años

En otro orden, el Código Penal encuadra este tipo de operaciones bajo el delito de “defraudación”. En su artículo 172, establece que “será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño”.
Además, el artículo 173 indica que “sin perjuicio de la disposición general del artículo precedente, se considerarán casos especiales de defraudación y sufrirán la pena que él establece”, “el que defraudare mediante el uso de una tarjeta de compra, crédito o débito, cuando la misma hubiere sido falsificada, adulterada, hurtada, robada, perdida u obtenida del legítimo emisor mediante ardid o engaño, o mediante el uso no autorizado de sus datos, aunque lo hiciere por medio de una operación automática”.

Un solo caso ingresado en Fiscalía en 2017

Este tipo de defraudación se encuentra contemplado en la categoría de “delitos contra la propiedad”, los cuales, según datos oficiales del Ministerio Público Fiscal, ascendieron a un total de 89 para el año 2017.
Sin embargo, de los casos puntuales, categorizados como “defraudaciones especiales”, solamente se registró uno para el año pasado, mientras que el restante se dividió en 6 hechos de “apropiación indebida”, 81 de “estafas y otras defraudaciones” y uno de “fraude a la administración pública”.

El antecedente de la “Banda del ‘Sapo’ Ciarlo”

Las defraudaciones y estafas con tarjetas de crédito también tuvieron su correlato hace algunos años, cuando la Policía, en una investigación realizada con la Justicia provincial, desarticuló la denominada “Banda del ‘Sapo’ Ciarlo”, que se dedicaba a utilizar información robada de plásticos para adquirir paquetes turísticos y revenderlos a través de una agencia de viajes.
El caso que dio origen a la investigación fue el de un trabajador embarcado, precisamente un capitán de barco que, al regresar a Puerto Madryn, vio en su resumen de tarjeta que, “en su ausencia”, él mismo había aparentemente realizado compras por más de 100 mil pesos.
El dato encendió las alarmas de los fiscales, que rápidamente libraron órdenes de captura para los responsables de dicha estafa.

Cifras que preocupan

Un informe denominado “Fraude con tarjetas de crédito y débito”, elaborado por el CEO de GRC Compliance & Technology, Javier Frutos Garaeta, estableció que, en promedio, el 72 por ciento de los fraudes con tarjetas de crédito ocurre en terminales y puntos de venta; el 26 por ciento tiene lugar sin presencia del plástico, y el restante 2 por ciento en el propio cajero automático.
En el caso de los fraudes con plásticos de débito, el 63 por ciento ocurre en los puntos de venta, el 27 por ciento sin presencia física de la tarjeta y el 10 por ciento en cajeros automáticos.
Los especialistas en materia de seguridad aconsejan a los clientes “evitar recibir ayuda de personas desconocidas al operar con tarjetas de crédito o débito y nunca difundir las claves personales”, además de no realizar transacciones “ante la presencia de personas desconocidas”.

Controlar más los movimientos

Por otro lado, sugieren no utilizar el teléfono de extraños para realizar una denuncia telefónica, ya que los estafadores pueden utilizar dicha comunicación para hacerse de los datos del dueño o de la tarjeta.
También, revisar el home banking con mayor frecuencia ayuda a controlar los movimientos de las tarjetas y detectar cualquier dato anómalo.
En el caso de los comerciantes, “es fundamental que sepan que deben pedir el documento de identidad a los clientes antes de realizar la transacción”, además de que es recomendable “instalar un sistema de grabación de imagen en el local”, algo que en Puerto Madryn, incluso en algunos casos de grandes superficies, no ocurre.
En cuanto a los cajeros automáticos, los expertos en seguridad recomiendan “usar aquellos donde concurra una mayor cantidad de personas, o bien que estén en una zona iluminada y segura”.
Al ingresar al cajero, “observar que no haya folletería pegada en el interior de los cajeros, ya que podrían haber colocado algún elemento electrónico, como una cámara”, “evitar ayuda de extraños” y “no abrir la cartera o billetera mientras esté en la fila del banco, ya que algún extraño puede estar observando la situación”.

El robo virtual de datos, otro problema

Actualmente, Argentina se encuentra dentro de los 10 países del mundo con más ataques de “phishing”, una modalidad que consiste en el envío de mensajes a través de distintas plataformas virtuales, empleando remitentes falsificados y solicitando a los usuarios datos sensibles.
Un relevamiento realizado por la firma Kasperksy para el tercer trimestre de 2017, situó a nuestro país en el séptimo lugar a nivel mundial, en un ranking de los países que más mensajes de phishing recibieron; la lista está encabezada por Brasil, y le siguen Australia, Nueva Zelanda, China, Francia, Perú, Argentina, Canadá, Qatar y Georgia; sin embargo, ello no quiere decir que, necesariamente, los intentos de estafa se originen en los países en los que son recibidos.
Entre julio y septiembre de 2017, la mayoría de los ataques, según el informe, ocurrieron desde páginas fraudulentas que simulaban ser de bancos (24,1%), de sistemas de pago (13,94 %) y de tiendas online (9,49 %).
Incluso, la operatoria alcanzó a usuarios de Netflix, muchos de los cuales recibieron emails con notificaciones de suspensión de cuenta por problemas en el pago, “invitándolos” a que actualizaran dicha información.

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