ENTREVISTA AL LÍDER INDÍGENA QUE SERÁ EXTRADITADO A CHILE POR SU LUCHA MAPUCHE CONTRA BENETTON

Jones Huala: El régimen macrista siembra terror porque le teme a la verdad

Esta semana, el lonko Facundo Jones Huala puede convertirse en noticia en el mundo por ser el primer líder indígena en Argentina extraditado por cuestiones políticas. Sería, en caso de suceder, otra foto que resume los tiempos que vive nuestro país, donde la persecución al pueblo mapuche se transformó en política de Estado.
Pero, ¿por qué el Gobierno pretende extraditarlo? ¿De qué se lo acusa? ¿Qué pasó en ese primer juicio en el que el juez Guido Otranto dictó la nulidad de su proceso de extradición? ¿Cuál fue la reacción de la Sociedad Rural en ese momento? ¿Qué papel juega Pablo Noceti y el Ministerio de Seguridad? ¿Qué es la Operación Huracán —que hoy en Chile genera una crisis política— y qué tiene que ver con este juicio? ¿Cuál es la política respecto a las comunidades mapuche a un lado y otro de la Cordillera? ¿Y los vínculos de las fuerzas de seguridad y de inteligencia entre ambos países? ¿De qué hablamos cuando hablamos de “terrorismo”? ¿Qué otros procesos de recuperación, además de los territorios, se están llevando a cabo hoy en nuestro país? ¿Cuánto tienen que ver el agronegocio y los proyectos mineros, nucleares e inmobiliarios en todo esto? ¿Y la política? ¿Cuál es la visión política, filosófica y cultural de jóvenes, mujeres y hombres que durante años ocultaron su Ser mapuche y hoy lo están recuperando?
De estas cosas habló Facundo Jones Huala, que aguarda en la Unidad Penintenciaria Federal 14 de Esquel el juicio del próximo miércoles, en el Gimnasio Municipal 3 de Bariloche. Y también habló de Santiago Maldonado, de Rafael Nahuel y de esas cuestiones profundas y necesarias que pocas veces se pueden abordar en los medios de comunicación.

P: – ¿Cómo estás viviendo estas horas, previas al juicio que puede determinar tu extradición a Chile?
JH: -De forma tranquila, más allá de lo que pueda llegar a suceder, y de todo lo acontecido en estos meses. Confiando en mi pueblo, en las comunidades, y en los compañeros que también apoyan, como los organismos de Derechos Humanos, los movimientos sociales, y la gente consciente del proceso político y social que estamos viviendo como pueblo mapuche. No se está juzgando solamente a mi persona, sino algo que trasciende el propio caso de extradición. Hay una evidente intencionalidad política de mantenerme en prisión, y también de judicializar todo nuestro entorno.
Ellos no pueden comprender claramente qué es el movimiento Mapuche Autónomo Puel mapu, qué son las comunidades en resistencia, qué son las diferentes expresiones de lucha dentro de las mismas comunidades. No comprenden que es una lucha histórica del pueblo mapuche, de 130 años de colonialismo, y en todo este tiempo no han aprendido nada de nosotros más que maltratarnos. Desde esa perspectiva están asustados, y no están asustados por una acción u otra que pueda haber, sino -más que nada- por la política que trasciende. Porque saben que lo que estamos planteando son cosas ciertas. Cuando decimos que son opresores, es porque lo son. Y eso es lo que les duele.

P: -¿Cuál sería esa “política que trasciende” a la que te referís?
Básicamente un proceso de reconstrucción del mundo mapuche, mediante la recuperación de tierras productivas y sagradas, y el ejercicio de nuestra forma de vida dentro de nuestro territorio. Tanto por una situación objetiva de pobreza material como por otro lado también del peligro que nuestro territorio sea destruido, de que nuestros espíritus, nuestros lugares, nuestros cerros -que son vistos por el occidental como recursos, y que nosotros también los vemos así, pero también, como seres vivos-, que es de dónde vienen esas fuerzas y esos espíritus, de los cuales nosotros nos guiamos. Y eso corre peligro y ahí es donde, obligadamente, desde nuestro ser mapuche, tenemos que enfrentarnos a esos megaproyectos extractivistas y transnacionales.
Entonces el mapuche termina siendo anticapitalista, pero no por una cuestión ideológica, sino porque en verdad el capitalismo es antinatural y antihumano, y el pueblo mapuche es un pueblo originario que tiene una profunda raigambre en la naturaleza, y tiene ideas sobre el espíritu de la naturaleza, y nuestros antepasados, como espíritus vivos y presentes, que nos hablan constantemente. Esto creo que es algo que occidente jamás podrá entender. Este es el proceso de descolonización al que el pueblo mapuche llega, después de tantos años de un proceso de resistencia cultural, filosófica y espiritual, y que va avanzando de este lado de la Cordillera, y creo que ahí está el gran peligro para ellos.

P:- ¿A qué peligro te referís?
El peligro no está en el sabotaje de dos o tres máquinas, a una estancia, sino en las ideas que están de fondo. Ahí es donde a hechos mínimos, hasta jurídicamente hablando, los que pudieran llamar como vandalismo, los terminan convirtiendo en hechos políticos de importancia. A ellos les preocupa el discurso de las mismas comunidades, de los dirigentes visibles. Y estos dirigentes convertidos en voceros y distintas autoridades que se encuentran a la vista, ahora están siendo perseguidos políticamente. Independientemente de estar involucrados o no en alguna situación ilegal. Me refiero «ilegal» para ellos. Cuando nosotros sabemos que nuestra lucha es legítima, digna y justa. Mientras ellos nos están masacrando y oprimiendo violentamente. Pasan situaciones de sangre muy graves. Algunas salen a la luz, como ha ocurrido con Rafael Nahuel y el compañero Santiago Maldonado, pero son situaciones que venimos denunciando desde hace mucho tiempo.

P: -En este juicio particular se te acusa de un incendio en Chile.
Nunca tuvimos en claro si en realidad fue una acción de resistencia de las comunidades de la zona o si fue un montaje. Yo no participé, pero eso no importa, porque de cualquier manera no deja de salir de ese contexto político en el que está enmarcada la lucha mapuche de hoy. Sea un montaje o no, acá se me está enjuiciando por una cuestión política. Este es un juicio político.
Todos los que fuimos encarcelados por el caso Pisu Pisue fuimos gente que en ese momento estábamos relacionados con la lamién machi Millaray Huichalaf. Ella ha sido vocera de las comunidades en resistencia de Pilmaiquen contra las centrales hidroeléctricas que pretenden inundar un espacio sagrado, el Ngen Mapu Kintuante, donde van muchas comunidades desde muchos kilómetros a la redonda. Son lugares específicos donde confluyen las comunidades a hablar con espíritus fuertes.
Eso parece no importarle a la Justicia, como tampoco que ya te hayan juzgado por este mismo caso, algo que es ilegal.
Hay que comprender el problema de fondo, que es una cuestión geopolítica en la región, al menos entre Argentina y Chile, respecto al pueblo mapuche. Creo que se les ha ido de las manos. Y al mismo tiempo existe un conflicto político social, como ya lo definió el juez Guido Otranto hace dos o tres años, cuando se quería aplicar la ley antiterrorista, aquí en el sur, por las mismas recuperaciones de tierra. Dijo que este era un movimiento social radicalizado, en donde no se podía contemplar ningún hecho de terrorismo. Y esto es lo mismo que sucede ahora en Chile, y quedó expuesto a todas luces con esta famosa Operación Huracán (N d R: Llevada adelante por Carabineros, en septiembre del año pasado se detuvo a ocho comuneros mapuches acusados de “terroristas”, pero a principios de este año una investigación del Ministerio Público demostró que desde Carabineros se habían manipulado pruebas y falsificado documentos, lo que hoy sigue generando una importante crisis al interior del gobierno chileno).
Esa operación incluso nos alcanza a nosotros, desde varias perspectivas. Una porque querían involucrar a uno de mis hermanos. Pero también porque algunos de esos carabineros involucrados tendrían algún tipo de relación con el caso Pisu Pisue. Además fueron jefes de un peñi dado vuelta, torturado, que terminó siendo una especie de infiltrado y servicio de inteligencia, después de una buena paliza, que se llama Raúl Castro Antipan. Fue un caso muy conocido que salió incluso en la prensa chilena, se pueden ver las entrevistas. A este muchacho yo lo conocí, caminé con él. Y ahí uno se da cuenta el nivel de montajes que puede haber, porque él mismo ha reconocido haber hecho algunos atentados por orden de la policía, para después terminar inculpando a peñis de algunas comunidades. Todas esas situaciones nos alcanzan. Por ejemplo, en el caso Pisu Pisue teníamos un seguimiento de la inteligencia chilena de -al menos- un año antes. Y en ese seguimiento, en algunos de los archivos que yo he tenido a disposición, había colaboración de la policía argentina. Y yo, sin estar imputado en ninguna causa en ese momento, ya tenía un seguimiento, un año antes de que suceda el caso Pisu Pisue. Ya habían pedido informes de inteligencia a Argentina, y desde Argentina se los enviaron, más específicamente algunos informes de la policía de Villa La Angostura y la Brigada de Investigaciones de aquella zona.

P:-O sea que hoy se puede ver lo que está explotando en Chile para entender lo que está ocurriendo acá.
Sí, incluso Chile tiene antecedentes de haber hecho lo que está haciendo Argentina hoy, y malos antecedentes como el caso del lonko (Juan) Pichun. O en el caso de Norín Catrimán, donde Chile fue condenado por la Corte Interamericana, y en algún momento tuvo que indemnizar a las comunidades, porque fueron doblemente juzgados por la misma causa, donde primero fueron absueltos y luego condenados. Y luego se demostró toda la falsedad de esta situación. Chile tuvo más de una sanción por este tipo de casos. Y en este momento saltó con este escándalo de la Operación Huracán en donde quedó probado -porque están denunciados entre ellos mismos- la situación del montaje de pruebas, la persecución a dirigentes mapuche, de las expresiones antimapuche de algunos funcionarios de Carabineros, de la fiscalía. Incluso ahora quieren buscar la intervención del FBI para investigar a las propias fuerzas chilenas con respecto al conflicto mapuche.
Es algo muy grande lo que está sucediendo, y es la receta que toma el Estado argentino. (…) Por eso es que se puede comprender ese cambio de perfil garantista anterior de Guido Otranto, a alguien totalmente dominado por el poder político de turno. Esto quedó claro, a todas luces, con el caso del compañero Santiago Maldonado.

P: -Otranto fue justamente el que te absuelve en este mismo caso por el que hoy se te acusa, ¿no?
Sí, de alguna manera Otranto me salvó en un principio, porque la intención, al parecer, era que ni siquiera tenga juicio. Es decir, subirme a un transporte, que me deje en la frontera, y que allá me agarrasen los chilenos. Este pedido de extradición surge a la luz durante el juicio,y queda claro cómo había sido pedido. Chile no me había requerido, hasta que un policía, que se llama Pablo Carrizo, de la Brigada de Investigaciones de Esquel, les avisa que yo estaba acá. Carrizo está implicado en la tortura y apremios ilegales contra el peñi Gonzalo Cabrera, en la zona de Gualjaina. A Gonzalo Cabrera, algo que nos enteramos después, la fiscal Ávila le había escrito lo que tenía que declarar. Y el peñi, valientemente, en el medio del juicio, dijo: «No, yo fui obligado a declarar en contra de Facundo». Y contó que había sido detenido y golpeado. Incluso, la fiscal Ávila le quiso hacer una causa por falso testimonio, cuando él había sido víctima de apremios ilegales por parte de la policía de Chubut y de la Brigada de Investigaciones, donde actuaba Pablo Carrizo.
Y cuando surge toda esta situación de la tortura, es cuando Carrizo avisa a Chile que yo estoy acá. Y les dice a los chilenos que pidan una orden de captura internacional. Entonces todo se dio de una manera completamente irregular e ilegítima. Y por lo cual Otranto declara la nulidad del proceso.

P: -¿Y después de todo esto a Otranto no le quedó otra que tirar para atrás lo de la extradición?
Sí, pero además de todo esto, había pasado el escándalo con el agente de la AFI que está procesado. Es decir, el escándalo del espionaje ilegal, acá en la zona. Ya habían surgido las carpetas (N d R: en agosto de 2015 salieron a la luz 26 carpetas realizadas por un agente de la AFI, en relación directa con comisarios, fiscales y el gobierno de Chubut, donde figuraban fotos, hábitos, filiación política y movimientos cotidianos de 26 personas, entre ellas integrantes de comunidades mapuche, del movimiento No A La Mina, periodistas, docentes y activistas de la zona). Y en el juicio se pudo demostrar la relación que había entre el agente de inteligencia de la policía local, Pablo Carrizo, con el agente de la AFI infiltrado, que hacía trabajos de inteligencia, junto a algunos fiscales provinciales y también algunos miembros del Poder Judicial Federal, que —por más que quieran disfrazar la situación— ellos también están involucrados en todas estas acciones ilegales. En medio de todo esto es que declara Otranto la nulidad del juicio y me da la libertad.

P: -Eso no se lo perdonaron a Otranto, ¿no?
No, de hecho el mismo Otranto contó que la Sociedad Rural Argentina, cuando yo estuve detenido, lo había ido a apretar al juzgado. Otranto, pese a eso, se ajustó a derecho. Pero después, con el tiempo, hubo una reunión bilateral argentino chilena, y se habla de mi caso entre Macri y Bachelet. Eso fue el 27 de junio del año pasado. Debe haber sido a las 2 de la tarde y a eso de las 6 de la tarde yo ya estaba detenido. Fuimos detenidos por un control de tránsito, lo cual a mí me pareció raro, porque yo venía de una ceremonia mapuche con mi gente y mi familia. Y vimos controles policiales muy desproporcionados de fuerzas especiales en Bariloche, y los mismos controles estaban en El Bolsón. Y al pasar por Villegas, nos paran. En un principio nos piden los documentos personales y del auto, como un control de tránsito, pero después nos terminaron dejando horas ahí. Primero decían que era por averiguación de antecedentes, hasta que en un momento dicen que todos se pueden ir menos yo que quedaba detenido por orden del juzgado de Bariloche. Decían que yo tenía un pedido de captura internacional. Yo no lo podía creer. Me dejaron detenido hasta hoy por más que Interpol le avisó a Villanueva que Otranto había pedido el levantamiento del pedido de captura, que ya había sido liberado por la Justicia Federal. (…)

P: -En ese contexto ocurre la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
Roque Dalton decía que cuando «los pobres hablamos de política lo hacemos con la vida, o no hablamos de ella». Nosotros hemos sufrido estas situaciones desde hace mucho tiempo. Siempre las hemos denunciado, y nunca nos dieron pelota. En un contexto donde ya buscaban matarnos o encarcelarnos, y de hecho, yo ya tenía esa información, de que querían matar a alguien cercano, y eso ya se había visto, en enero, cuando Fausto pierde el oído, y Emilio pierde la mandíbula, donde hubo tres días de represión, con la excusa de La Trochita. En ese contexto es que sucede lo del compañero Santiago. Creemos que a Santiago lo confundieron con uno de nosotros. Es triste lo que digo, pero si hubiese sido un mapuche, seguramente no hubiera tomado tanta trascendencia.
Esto mismo lo hablamos con los mismos compañeros de Santiago, muchas veces. Conversamos que, al no ser mapuche, al ser una persona blanca, de Buenos Aires, de clase media, es lo que le dio tanta trascendencia. Además, por supuesto, de las acciones que hicieron sus compañeros y amigos dentro y fuera del país, de su familia, de los organismos de Derechos Humanos, de las manifestaciones y los medios compañeros. Hasta los medios de derecha, que si bien con sus hipótesis ensuciaron la cancha, al mismo tiempo ayudaron a que se hablara del tema. De hecho, en algún momento trascendió tanto lo de Santiago, que no podían desvincularlo del conflicto mapuche, pero jodieron tanto, que en algún momento lo lograron desvincular. Ya no importaba el conflicto mapuche, y solamente importaba Santiago. Hasta los mismos fachos de derecha decían: «Lo de Santiago Maldonado es una desaparición de persona». Y cuando le preguntaban sobre el conflicto mapuche respondían que «los mapuches eran todos terroristas», y que «lo único que había que hacer era encontrar a Maldonado».

P: -Y después llegó el asesinato de Rafael.
Con el peñi Rafa confluyeron varios elementos que hicieron que se amortiguara un poco esa movilización social, pero también tengo claro que esa amortiguación se va a seguir acrecentando. Es decir, en un momento hubo una movilización fuerte, y después hubo un parate. Ese parate se debió a algunas cuestiones familiares, que después, cuando se resolvieron, los medios lo taparon. Encima ocurrió el mismo día en que estaban enterrando al compañero Santiago. Para mí está claro que fue un mensaje mafioso. (…)

P: -Hay una cuestión que prácticamente no se aborda en los medios y que tiene que ver con la recuperación, por parte del pueblo mapuche, no sólo de tierras sino también de la lengua, de las costumbres y de todo un proceso profundo que se viene dando en diferentes comunidades, no solamente en Pu Lof de Cushamen.
Sí, de cualquier manera con el tema de la recuperación hay una gran confusión. En realidad, el tema de la recuperación no es de una comunidad. Es un proceso de varias comunidades, de varias familias, de varias lof. En algunas comunidades, el ser mapuche se ha sostenido, y en otras no. Se ha ido perdiendo, y se ha ido generando una situación de sincretismo. Pero evidentemente, en ese proceso de recuperación de tierras, también se da esto, de que esta recuperación tiene que ser integral. Ser mapuche no es decir: «Mi mamá y mi papá son mapuche, pero yo soy mapuche anarquista, o yo soy mapuche comunista o mapuche cristiano», porque en ese sentido, para el ser mapuche, es todo lo mismo. Es decir: o sos mapuche o sos huinca. Y el mapuche, obviamente, lo es por un origen familiar y por un origen territorial. Siempre fue así.
Lo que decimos es que la cultura no es una cuestión folclórica, sino que es una forma de vida de un pueblo. Entonces cuando el proyecto es político filosófico y cultural, es integral. Y lo es junto con la tierra, el territorio, y en ese lugar, el desarrollo de la vida, donde la dinámica, la estructura de pensamiento y la forma de relación con el entorno natural y social humano, es una forma de relación propia, y no occidental. Los valores son propios. Esa es la esencia de la búsqueda del Ser mapuche, y la relación con esos elementos de la naturaleza. Y esto es lo que muchas veces cuesta explicar hacia afuera. Uno toma elementos de la política occidental para poder explicar algunas cosas que en realidad prácticamente no tienen explicación en el mundo occidental. Decir que un cerro tiene vida, o que hablan las plantas, o que hablan los animales, son cosas que no tienen vinculación en el pensamiento occidental.
Ahí aparece la ridiculización de sus costumbres, sobre todo desde los medios y las redes sociales, como ocurrió con “el territorio sagrado”.
Sí, la otra vez nos jodían con el tema del territorio sagrado, y en realidad exageraron los medios, porque ahí hay algo de eso, pero no tanto. Y me pregunto: ¿Pero y si fuera así? ¿Si fuera realmente un territorio sagrado? ¿Cuál sería el problema? ¿Ustedes pueden creer que un hombre caminó por encima del agua y nosotros tenemos que respetar eso? ¿Y que además resucitó a los tres días de que estaba muerto y nosotros no podemos creer que los cerros tienen vida? Por otro lado, lo nuestro tiene que ver con ese reencuentro, con esa reafirmación. Muchos peñis no han perdido la cultura, pero sí la han escondido, la han guardado, por tanta discriminación y represión. Y lo que ha sucedido con todo este proceso es que han ido perdiendo la vergüenza. Entonces la gente ya no tiene miedo de decir «yo soy mapuche, mi papá es mapuche, mi mamá es mapuche, mis abuelos son mapuches y yo nací así y soy pobre y no me importa, voy a recuperar mis cosas y mis derechos y lo único que me importa es volver a recuperar la dignidad y la esencia». No tiene nada de malo ser lo que somos. Esto es lo importante que se ha ido desarrollando mediante este proceso de recuperación territorial político y social.

P: -En ese sentido, y teniendo en cuenta que lejos de detenerse se profundizan los proyectos sojeros, inmobiliarios y mineros, entre otros, ¿vislumbrás nuevos conflictos que encuentren unidos a comunidades mapuche y no mapuches?
Sí, en el corto o mediano plazo. De hecho han ocurrido cosas interesantes. Hubo un traun entre comunidades mapuche y gente de la asamblea patagónica. Son asambleas ambientalistas. Y entró la policía en medio del traun porque -supuestamente- iban a recuperar tierras. Eso fue hace dos o tres semanas. Y lo que pasó fue que la gente salió pronunciándose a favor de las recuperaciones de tierra, pidiendo mi libertad, pidiendo justicia por Rafa y por Santiago, y validando esta forma de lucha.
Lo que siento es que si bien es obvio que nosotros venimos sufriendo esto desde siempre, creo que ha habido un avance en la visión política, en la concepción de las cosas. Lo mejor es dejar el paternalismo de lado, y que la solidaridad sea solidaridad, y no caridad. Pero también está pasando algo bien fuerte que se viene para acá, que es el nuevo avance minero. Hay una terrible discusión por la minería, tanto de oro como de uranio. Y si bien el gobierno provincial dice ser anti minero, todos sabemos cómo son, ¿no?. Creo que esto es lo que hay que ir contemplando y que se viene. Y que seguramente no solamente surgirán hechos de resistencia -tanto del movimiento como de las comunidades en resistencia alineadas al movimiento, y de la resistencia mapuche- sino que además sigan surgiendo otros procesos que estén influenciados, pero que a la vez no guarden relación directa. En estos días se volverá a hablar mucho de los mapuches y en particular de vos como “terroristas”. El “terror”, sin embargo, viene justamente desde otro lado. Lamentablemente, es seguro que vamos a seguir teniendo víctimas. A los muertos siempre los ponemos nosotros, los pobres, los oprimidos. Y si bien creo que esto va a seguir pasando, creo que el proceso de descolonización ha avanzado, el debate político se ha instalado y ahí hay una relación dialéctica que ya no se puede negar, que es esta situación que nosotros venimos denunciando desde hace tiempo: el huinca rico y opresor, y el mapuche pobre y oprimido de esta parte del mundo. Los que están gobernando, hoy en día, son personas que han construido su riqueza a costa de nuestro sudor y de nuestra sangre. Y es gente que ha estado implicada directamente con la Conquista del Desierto. Provienen directamente de esas familias de la oligarquía. Los Bullrich vienen de la familia que fueron los Van Ditmar del siglo anterior, que fueron quienes financiaron la Conquista del Desierto, y los ingleses que le vendieron las tierras a Benetton, y los ingleses que generaron un montón de robos de tierras acá en la zona, como la Compañía de Tierras del Sud Argentino, los ferrocarriles y demás. Marcos Peña proviene de la familia directa de los dueños de La Anónima, directamente involucrado con ellos. El presidente de la Sociedad Rural, ahora es ministro. Esa oligarquía son los enemigos históricos del pueblo mapuche, y de los pueblos indígenas de todo el país. Nosotros estamos enfrentando a las petroleras y Aranguren es presidente de Shell. La derecha económica se hizo del poder político en este país, en este momento, y creo que ellos están asustados. Nosotros también estuvimos enfrentando lo que fue el kirchnerismo, pero la disputa dialéctica y la disputa política se daba de otra manera. Había grupos parapoliciales en ese momento, y ahora se han vuelto a utilizar esos grupos, pero con mayor impunidad. Y van en concordancia con las represiones semi legales, porque tampoco son legales del todo. Y en este sentido el pueblo mapuche también representa un enemigo fuerte para ellos, por lo menos en términos políticos, porque ellos saben bien que nos pueden torturar y nosotros no nos vamos a doblegar, y nos pueden matar y no nos vamos a doblegar, y nos pueden venir a tirotear con todos los arsenales que quieran y por más que nosotros solamente tengamos piedras y palos nos vamos a seguir defendiendo, porque el mapuche es así. Es algo histórico. A nuestro antiguo lonko Galvarino, le cortaron las manos, y se hacía atar lanzas y cuchillos en las manos para seguir peleando. Acá en la patagonia argentina, en la puel mapu, a los peñi les cortaban las orejas, y después aparecían muchos enfrentando al ejército, muchos, sin orejas. Esa es la austeridad que ha mostrado siempre el pueblo mapuche, confrontando al poder en inferioridad de condiciones, pero con una moral muy alta, que jamás ha podido ser doblegada por tirano alguno. Y creo que ese es el miedo que tienen, el miedo a una altura moral y a una verdad histórica y política que ellos no pueden derrotar. (…)

Fuente: ahaine.org – https://www.lahaine.org/jones-huala-el-regimen-macrista

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