Casi todos de acuerdo para el avance con las represas hidroeléctricas en Santa Cruz

El ministro de Energía, Juan José Aranguren, defendió ayer las modificaciones al proyecto original para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en Santa Cruz, por entender que la iniciativa impulsada durante el kirchnerismo «era muy cara y no estaba completa».
Como síntesis del primer día de Audiencia Pública en la que se evaluó el impacto de la construcción de dos grandes represas hidroeléctricas en Santa Cruz, la Presidente Néstor Kirchner y la Jorge Cepernick, fue que gobierno Nacional. Gobierno Provincial, asociaciones intermedias, profesionales e investigadores, gremios, y cámaras empresarias se mostraron de acuerdo y a favor de la ejecución tal como se reformularon los proyectos originales.
Por otra parte, las ONG ambientalistas cuestionaron temas de forma, como por ejemplo que pasaron solo 17 días entre la presentación del Estudio de Impacto y su debate, o el hecho que la Consultora que lo realizó fue registrada a posterior de su presentación, cosa que observó el constitucionalista Sabsay como un tema grave. Además, el sector “verde” cuestionó aspectos de impacto en el ambiente de tipo irreversible al modificarse totalmente el curso del río Santa Cruz.
Llamativamente entre la defensa de los funcionarios santacruceños, como el intendente de Puerto Santa Cruz, figuraron la posibilidad expresa de que Aluar recupere su proyecto de producción de aluminio en el sur, ahora si con factibilidad absoluta.

El proceso, en duda

Aranguren, por su parte fue junto al rabino Bergman, los adalides que “aguantaron los trapos” hasta el final, al decir de un experimentado cronista energético. El ministro de Energía encaro la factibilidad de esas represas con un argumento llamativo: «De acá en adelante, todo proyecto hidroeléctrico tendrá la obligación de tener» audiencia pública, destacó el funcionario, como si se tratara de un logro político y no una obligación del Estado. Con esta frase que no por obvia dejó de resultar resonante, en realidad el funcionario intentó defender el proceso mismo de debate, que fue atacado duramente hablándose incluso de “contaminación institucional”
Aranguren comentó que al hacerse cargo del Ministerio, «encontramos un proyecto (para construir estas represas) que era muy caro y no estaba completo, un mecanismo de actualización de los costos de la obra contrario a la regulación vigente y un estudio de impacto ambiental ineficiente».
El ministro sostuvo, por otra parte, que a principios de 2019 casi el 9% de toda la energía eléctrica consumida en el país «va a ser de fuentes renovables no convencionales».

Unidos y organizados

Increíblemente el aliado impensado del macrismo fue el presidente de la comisión de Energía y Combustibles de la Cámara de Diputados, Julio de Vido, que pese a su estado de “desafore” al que intenta someterlo, mantuvo la calma y respaldó los proyectos de represas hidroeléctricas sobre el Santa Cruz, pidió incluso el «urgente arranque de las obras», aunque marcó sus diferencias en cuanto a las modificaciones al proyecto original.
De Vido explicó que se definió en principio que las centrales operasen en punta «porque sólo así se podía generar un excedente para la provincia y la región», aunque «eso cambió, lamentablemente», al igual que la decisión de que «una vez repagadas (las represas) pasarán a manos de la provincia».
«Al bajar la potencia, agregó, la electricidad generada será consumida por el país central, es decir, el unitarismo energético volviendo a concentrarlo todo», cuestionó.
«Igual derrotero parecería tener la usina de carbón de Río Turbio, que no es cierto que sea transformada a gas, ya que la idea era hacerla dual porque cerca hay un importante yacimiento de gas», continuó el ex ministro de Planificación Federal. De Vido aclaró que su participación en la audiencia fue «a título personal», ya que la comisión de Energía de la Cámara baja «presentará en 10 días su informe».
El legislador homenajeó a los mentores originales y técnicos del proyecto, el entonces gobernador de Santa Cruz Jorge Cepernic y el ingeniero Hugo Castillo. Resaltó además el «impulso del (ex) presidente (Néstor) Kirchner para realizar el proyecto en el marco de un respeto irrestricto al federalismo, y los acuerdos que firmó Cristina (Fernández de Kirchner) en China para el financiamiento de la obra».

Negocio perfecto

De Vido dijo que la Argentina «cuenta con cerca de 40.000 Mw de potencial hidráulico, más del doble de la capacidad instalada total de la actualidad». «No puede desaprovecharse la oportunidad de integrar las energías renovables, eólica y solar, con otras fuentes como la hidroeléctrica: es la combinación perfecta», calificó.
En tanto, el vicegobernador de Santa Cruz, Pablo González, destacó que las represas que se instalarán en esa provincia van a «determinar el ahorro en la importación de energía» y generar «6 mil puestos de trabajo». Un tema que festejó la UOCRA anticipadamente pero con la certeza que el proyecto ya tiene parte de la recta final transitada.

Cambios

El Gobierno modificó el proyecto original de ambas represas, que había sido elaborado por la administración anterior, de modo tal que ambas tendrán menos turbinas, menos cota y menos embalse, medidas que implicaron un ahorro de 1.300 millones de dólares. Se estima que ambas represas generen 1.310 MW, lo que representará el 3% de la energía disponible a nivel nacional, con un pico máximo del 10%.
El proyecto costará 4.730 millones de dólares y el 85% de ese monto será financiamiento chino, dado que la inversión está vinculada al «swap» con el país asiático, que incluyó otras obras, como el Belgrano Cargas y el Salar de Jujuy.

¿Una puerta abierta para Aluar?

A su tiempo, otro que ponderó las múltiples posibilidades que abriría las dos hidroeléctricas fue el intendente de Puerto Santa Cruz, Néstor González (FVS) quien transita su segundo mandato y conoce a la perfección el proyecto en danza que en algún momento dialogaron los directivos de Aluar con el mismo expresidente Néstor Kirchner y que rondaría los 1.400 millones de dólares y unos 36 meses de ejecución. La productora de aluminio se planeaba ubicar hacia 2007 en Punta Quilla, a 17 kilómetros de Puerto Santa Cruz, si se daban factibilidad eléctrica, factibilidad gas, y condiciones impositivas y de promoción industrial adecuadas, con la intención de producir unas 310 mil toneladas de aluminio complementarias a la planta de Puerto Madryn. Con esto el entusiasmo santacruceño se reactivó en la invocación de un intendente que expresamente se refirió a la posible expansión de la empresa Aluar. Lo que le permitiría convertirse en el mayor productor de Latinoamérica, habida cuenta la reducción de producción en Estados Unidos y Brasil por cuestiones ambientales y económicas.

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