Ocho películas para ver en Navidad

La Nochebuena es para la familia. Pero, después de tanto preparativo, tanto festejo, tanto regalo, tanta cañita voladora, la Navidad es una especie de territorio desconocido en el que muchos no saben del todo qué hacer. El 25 de diciembre es el día de la resaca de sidra, el de la maratón de sobras, el de la necesidad de investigar si el tío Alberto ya armó la Pelopincho para lidiar con el calor.
Y, como un moscardón constante, zumba el televisor, repitiendo las mismas películas año tras año.
Para buscarlas en el zapping navideño, rastrearlas en Netflix o desempolvar un DVD, estas son siete películas imprescindibles para esta época del año; para acompañar con Vitel Toné y Fresita tibia.

Realmente amor («Love Actually», 2003)

Parte de la moda de las películas corales con elencos multiestelares, lo que diferencia a «Love Actually» de otros intentos es que realmente funciona. Hace reír hasta al Grinch, conmueve hasta a Terminator. Hugh Grant, Colin Firth, Liam Neeson, Emma Thompson, Keira Knightley, Alan Rickman, Billy Bob Thornton, January Jones, Claudia Schiffer… la lista de megafiguras es agotadora.

Duro de matar («Die Hard», 1988)

Aunque ninguna de sus secuelas le hizo justicia, la casi delirante «Die Hard» es, ante todo, una película navideña: terroristas secuestran un edificio durante las fiestas y John McClane (Bruce Willis) hará todo -y un poco más de lo posible- para cargarse a los villanos y quedarse con la chica. La relación entre McClane y el Sargento Powell -por radio durante toda la película- es un acierto autoral.

Atrapados en el paraíso («Trapped in Paradise», 1994)

Tres ladrones planean robar un banco en Navidad, pero el clima los deja atrapados en Paradise, el pueblo más amigable de todo Pennsylvania, que les dará una verdadera lección de vida. O algo así. Un canto a la vida (y una candidatura al bostezo). Más allá del lugar común de la historia, dos actuaciones la salvan del naufragio. Es que la comedia de Jon Lovitz y Dana Carvey es maravillosa. Nicolas Cage funciona mucho mejor tratando de suicidarse en Las Vegas.

El regalo prometido («Jingle All The Way», 1996)

Arnold Shwarzenegger, padre de familia «workaholic», héroe accidental al tratar de conseguir el juguete que le prometiera a su hijo en pleno «holiday rush». El ex gobernador de California tiene muchos aciertos a la hora de la comedia, sobre todo porque no se toma a sí mismo del todo en serio. Esta película combina acción con risas fáciles, villanos improbables y un final esperablemente emotivo.

Mi pobre angelito («Home Alone», 1990)

«Home Alone» es, probablemente, uno de los mayores placeres culposos de la temporada. Una película que no resistió el paso del tiempo: en pleno siglo 21, su cuasi-apología de la violencia -involucrando un menor- sería como poco, polémica; además de que la irrupción de la telefonía celular hubiera despedazado por completo el disparador de la trama. De todos modos, cada vez que aparece en el zapping, es imposible no quedarse a verla.

Un cuento de navidad («A Christmas Carol», varias versiones)

El tradicional relato de Charles Dickens tiene muchas versiones, que van de tomársela con mucha solemnidad hasta la frontera de la parodiarla. A Ebeneezer Scrooge lo han interpretado actores tan dispares como George C. Scott y Jim Carrey; Patrick Stewart y Bill Murray. Hasta el Pato Donald fue el avaro que no cree en la Navidad. Un clásico de clásicos, en todas sus encarnaciones.

Vacaciones de navidad («National Lampoon’s Christmas Vacation», 1989)

Si «Mi pobre angelito» es un placer culposo, la secuela de «Vacaciones» -con Chevy Chase y Beverly D’Angelo- es directamente uno de esos gustos de las cuales el común de la gente se avergüenza de comentar en público. Y, sin embargo, es esa clase de comedia tontona que arranca carcajadas a la fuerza y contribuye a disminuir la tasa de suicidios.

El Grinch (Dr. Seuss´ How The Grinch Stole Christmas)

El Grinch es una especie de ogro verde que siempre ha vivido aislado en la cima de una montaña, en las afueras de Villa Quién. Habituado a la soledad, lo que le destroza los nervios son los villancicos que la gente del pueblo canta en Navidad; para vengarse, decide robar los regalos de Santa Claus.

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