“¿Existen los Librepensadores?”
Por: Dra.Patricia Chambón de Asencio
www.patriciachambon.com
“Las ideas que sustentan las doctrinas son fuerzas poderosas que actúan en el espíritu de los adeptos, porque responden a la necesidad y angustia existente en la estructura de carácter de las personas a quienes están dirigidas.”
– Erich Fromm. “El Miedo a la Libertad” –
Hoy amanecí preguntándome qué es un librepensador.
Me lo pregunté, busqué definiciones de eruditos autores y también lo pregunté a las personas comunes de mi entorno y de las redes sociales. Esta es la forma que últimamente estoy utilizando para indagar sobre algo. Y me llevé una grata sorpresa al comprobar, una vez más, que TODO está ahí. Sólo es cuestión de preguntar y saber escuchar. Aprovecho la ocasión para compartir con ustedes este material valiosamente genuino, que a través de opiniones y conversaciones comunes llegó a mí:
– No sé qué es un libre-pensador, porque la mente siempre repite.-
– Es alguien que puede pensar fuera de las convenciones.-
– Para mí es aquel liberado de los condicionamientos y enfocado en el asombro del infinito intimo. Mientras tanto… yo navego en las semi-verdades, semi-mentiras.-
– Hoy pienso, y recalco el «hoy», que hay libertad cuando logramos darnos cuenta de cuáles son nuestras creencias, porque desde allí percibimos nuestra realidad. Hay otras realidades que intuitivamente nos recuerdan nuestra esencia, quiénes somos y a qué estamos jugando.-
– Pichón Rivière hablaba de un esquema referencial, con creencias que llevamos con nosotros desde niños. No es fácil desprenderse, es más, cuando hacemos lo opuesto seguimos referenciándonos a ese esquema.-
– Es ser consciente que los pensamientos son esquemas que forman el yo psicosocial construido para responder a las circunstancias de la vida. Trascendiendo todo eso, uno sabe, intuye, que todo es anecdótico, que no hay que liberarse de nada, que hay que aceptar cada pensamiento, emoción y acción porque nada ES.-
– Un librepensador es una persona que forma sus opiniones sobre la base del análisis imparcial de hechos y es dueño de sus propias decisiones, independientemente de la imposición dogmática de alguna institución, religión, tradición o tendencia política o cualquier movimiento activista que busque imponer su punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica.-
– Creo que es un concepto que remonta al siglo XVIII (siglo de las Luces) y que hace referencia a filósofos con mucha independencia de la ideología dominante. Humanistas y naturalistas, que basaban su ética en el bien individual sin interferir en el bien común.-
¡Qué maravilloso placer da ver emerger pensamientos y definiciones diversas sobre un mismo tema, en forma respetuosa, sin que nadie trate de opacar o silenciar a otro, con la convicción clara de que TODOS están aportando algo y que nadie es el dueño absoluto de la verdad!
Ser conscientes de que navegamos en semiverdades que son semimentiras nos transforma en seres muy respetuosos de los demás y humildes respecto a la propia perspectiva. No es necesario defenderse de nada ni atacar a nadie, ni censurar preventivamente la opinión de nadie… Sobre todo, nos permite ahorrar mucha energía tratando de cambiar al otro convenciéndolo amablemente o haciendo uso de la autoridad. Nos evita hacernos mala sangre comprobando lo infructuoso de esos esfuerzos.
Esta no es una mirada facilista de la realidad. Justamente es una posición comprometida y auténtica. ¿Con quién? ¿Con qué ideología política? ¿Con qué dogma religioso? La respuesta es: con UNO MISMO. Ser CONSCIENTE no implica pertenecer a ninguna entidad externa. El compromiso se realiza con uno mismo, es auto-referencial. Por esta razón, este compromiso parte de la auto-observación. Porque es viendo-me cómo reacciono ante los estímulos del mundo externo que me llegan en forma de mensajes en el fb, noticias en la TV, discursos en la radio, imágenes en avisos publicitarios, opiniones oídas al pasar o en una charla con amigos, etc., es cómo puedo registrar las emociones que se generan en mi mundo interno y sus consecuencias al plasmarlas en acciones en mi entorno y al registrarlas en mi cuerpo.
Solamente cuando asumo que mi percepción está condicionada por creencias con las que he sido programado desde el nacimiento, es que puedo reconocer los límites de ese esquema referencial con el que percibo mi realidad. Así comienzo a darme cuenta de cuáles son los botones, que al ser apretados, me hacen actuar en automático, sin pensar, a pura reacción. Esos botones son las creencias y el efector, el que los aprieta, es el miedo.
Cuando somos conscientes de nuestros propios límites mentales, por ende de la forma segmentada en que vemos la realidad, es que nos damos cuenta de “el juego que estamos jugando”. Este es quizá el mayor grado de libertad en el acto de pensar al que podemos acceder. Podemos ser entonces tolerantes y respetuosos con nosotros mismos. Esto se traduce inmediatamente en actitudes de respeto hacia nuestro entorno con toda su diversidad de razas, culturas, identidades sexuales y especies que habitan nuestro Planeta. Sin que ninguno sea considerado inferior ni tenga que estar disponible para un caprichoso servicio.
Estas conclusiones no se desprenden de una filosofía insustancial new age, ni carecen de ética. No es necesario afiliarse a ningún dogma para actuar con consideración benevolente hacia los demás. Solo se necesita ser consciente. La escritora Bárbara Walker sencillamente lo expresa así: «La moral es simplemente no hacer daño a los demás. La amabilidad… lo resume todo».
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