Elegir Conscientemente

Por Dra.Patricia Chambón de Asencio www.patriciachambon.com

En qué nos basamos para hacer nuestras elecciones? En lo que nos dicen los demás? En lo que vemos en la tv? En lo que creemos? O en una vivencia propia? Es fundamental el estado de consciencia en que se basa toda elección.
Si algo nos distingue como especie del resto de los seres vivos es la capacidad de darnos cuenta de nuestra propia existencia como individuos y de nuestra relación con el entorno. Esta capacidad, propia del ser humano, es la que se conoce como “consciencia”.
Habitualmente cuando se habla de consciencia se relaciona el término con contenidos morales, conceptos acerca de lo que está bien o mal, de acuerdo a los parámetros culturales, religiosos, sociales, en lo que hemos sido educados. Apelando a este significado se dice: no tengo (o sí tengo) cargo de conciencia. Este tipo de consciencia es producto de los condicionamientos que hemos tenido en nuestro proceso de culturización.
La Consciencia a la que aquí hago referencia es mucho más que el resultado de un condicionamiento. Es la capacidad de darse cuenta de la propia existencia. Es poder percatarse de la propia individualidad y de la relación con el Universo todo, al que estamos intrínsecamente unidos. Esta Consciencia es una capacidad que el Ser Humano desarrolla a lo largo de su existencia. El niño comienza a evolucionar cuando inicia el proceso de diferenciación de su madre, de ese vínculo que le dio alimento y lo contuvo. Puede adquirir así la noción de yo, como alguien separado de ese cuerpo materno que le dio la vida: la Consciencia ha dado su primer paso evolutivo. Cuando el niño se reconoce como parte de una familia, Escuela, Club o comulga con una Religión , se incorpora al útero social, adquiere lo que se denomina Consciencia Grupal. Esta etapa es otro paso evolutivo que confiere sentido de pertenencia y hace que la persona se identifique con una serie de ideas que validan al Grupo. Se pertenece a un Clan Familiar, a un partido político, se es hincha de un equipo de fútbol, se comulga con una religión, etc. Esta Conciencia sostiene los ideales del grupo ya que pertenecer da identidad y genera seguridad. Para pertenecer hay que comulgar con determinadas ideas y por lo tanto diferenciarse de otros. Surgen así las diferencias de creencias familiares, religiosas, políticas, deportivas, etc. La defensa de los ideales que nos identifican como Grupo genera luchas ideológicas que finalmente se traducen en verdaderas “Guerras Santas” emprendidas para sostener los ideales que nutren la identidad grupal. La Conciencia Grupal da pertenencia y, al mismo tiempo, separa del resto. En este estado evolutivo de la Consciencia la Humanidad se ha detenido más de lo saludable.
La Consciencia está destinada a evolucionar. Toda vez que este proceso se retarda se producen consecuencias poco saludables para los individuos y el entorno. Los ejemplos huelgan: partidos de fútbol que se transforman en batallas campales; discursos políticos donde proliferan actitudes defensivas y siempre hay a quien responsabilizar afuera o en el bando opositor; guerras “Santas” que se emprenden contra los representantes del “Mal” cobrando vidas, cada vez más jóvenes; conquistas de “Mercados” por empresas que incurren en estrategias cada vez más deshumanizadas para ganar un espacio y mantener una marca, una identidad.
Este viejo modelo de conquista del espacio luchando o imponiendo una idea por la fuerza, no está siendo sustentable y nos está llevando a un mundo cada vez más violento y desquiciado. Evidentemente nos hemos quedado en la etapa de Conciencia Grupal y nuestro miedo a dejar de pertenecer nos mantiene allí aferrados. Nos resistimos a dejar la seguridad de la vieja identidad, como niños que se resisten a dejar el chupete.
Nada que pertenezca a esta vieja forma polarizada y conflictiva de ver la Realidad nos va a ser útil para salir de la actual situación. Seguir insistiendo en creer que una guerra, en cualquiera de sus formas, será la solución para que ganen los buenos y los malos desaparezcan, es sostener una cosmovisión polarizada obsoleta. Ya es tiempo de ver la Realidad desde una perspectiva más amplia y abandonar la estrecha visión de los partidismos cualesquiera que sean. Esto es aplicable a nivel mundial, regional, nacional, provincial, municipal, familiar y personal.
Sólo hay que auto-observarse y observar alrededor. La Naturaleza nos muestra cuáles son las acciones saludables y cuáles no. Observemos nuestro cuerpo y cómo hacen nuestras células para mantener el equilibrio. Todas funcionan con un fin común que las trasciende. No hay ningún grupo celular que desee crecer ilimitadamente a expensas del resto. Si esto sucede se genera una proliferación anormal, cuyo crecimiento ilimitado termina agotando las reservas del cuerpo y acabando con la vida.
Es muy importante que seamos conscientes de esto: cada vez que sentimos que tenemos que luchar contra algo afuera estamos incurriendo en la vieja forma de ver la Realidad. Porque el desafío hoy es darnos cuenta que la lucha se está librando en nosotros mismos.
Para dar el próximo paso evolutivo de Consciencia, tenemos que soltar nuestras creencias limitantes que nos separan de los demás y vernos íntegramente, con nuestras partes buenas y malas. Aceptarnos respetuosamente en la diversidad, comprender nuestra totalidad y ser conscientes de que somos parte de un Universo Mayor al que estamos íntimamente ligados. Cada pensamiento, cada emoción, cada acción que emitimos impacta en esta Red Invisible que a todos nos une y desencadena las consecuencias pertinentes sobre nosotros mismos y nuestro entorno.
Albert Einstein dijo: “Un Ser Humano es parte de un todo al que llamamos Universo, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Este Ser Humano se ve a sí mismo, a sus pensamientos y emociones, como algo separado del resto, en una especie de “ilusión óptica” de su conciencia. Esta ilusión es como una cárcel que nos limita a nuestros propios deseos y a sentir afecto por unas pocas personas que son más próximas a nosotros. Nuestra tarea ha de consistir en liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de Consciencia de modo que abarque a todos los seres vivos y a toda la Naturaleza en su infinito esplendor.”
Aquí y ahora la elección está en cada uno de nosotros. Es una cuestión de Consciencia.
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