“Dejar de fabricar un medicamento en ningún caso está justificado”
Entre el jueves y el sábado pasado, se realizó en el hospital Andrés Ísola de Puerto Madryn, una capacitación para profesionales farmacéuticos, a cargo de especialistas llegados de otros puntos del país. Uno de ellos es el doctor Eduardo Lagomarsino, profesor titular de la cátedra de Farmacia Clínica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y farmacéutico especializado en oncología en el hospital Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires. Uno de los puntos tratados en la capacitación, fue la preparación por parte de los farmacéuticos, ya sea hospitalarios o comerciales, de medicamentos que los laboratorios no realizan por una cuestión meramente económica. En diálogo con El Diario, el doctor Lagomarsino fue crítico con estas empresas: “El hecho de que se deje de fabricar un medicamento no debería ser en ningún caso justificado y la industria debería hacerse cargo, así como gana tanto dinero en algunos productos, quizás pueda perder en otros. Las multinacionales no pierden nunca, pero lo importante es que la provincia y el país tienen profesionales capacitados para resolverlo”.
El dinero es todo
Mucho se ha hablado acerca de la industria farmacéutica y de la salud, sobre todo en lo que tiene que ver con el valor de las patentes de algún medicamento, e incluso que los propios laboratorios “inventan” enfermedades para luego vender el remedio. Con respecto a los medicamentos que se han dejado de fabricar, Eduardo Lagomarsino señaló un par de ejemplos: “Un ejemplo son los anti chagásicos, que los laboratorios internacionales que tenían las patentes han dejado de fabricarlos. En Argentina todavía tenemos entre seis y ocho millones de chagásicos, pero como no es redituable, la patente no la tienen, no cobran lo que cobraban en otros tiempos y los números en un país emergente no son los suficientes para estas multinacionales, entonces no los hacen más. Entonces a veces hay que importarlos de países limítrofes o el farmacéutico lo resuelve preparándolo. Hay otras enfermedades que son huérfanas, que son enfermedades que ocurren uno en cien mil habitantes, y en esos casos a la industria le conviene muy poco fabricar el remedio”.
La economía y la salud
Ante este sistema que prioriza la economía ante todo, la pregunta pasa por saber si esta realidad afecta directamente sobre la salud de la población: “Siempre afecta. En los medios de comunicación se ve que hay vacunas muy nuevas que están solicitando en Europa que bajen su precio y que puedan ser dadas a toda la comunidad, porque es inalcanzable para la población media, entonces esto nos está demostrando en países desarrollados y con alto poder económico, que la población necesita prevenirse si esas vacunas son efectivas. La salud debería estar al alcance de todos y cabe recordar las palabras de Salk, cuando descubrió la vacuna antipoliomelítica. Una de las preguntas era dónde iba a patentar su producto, a lo que respondió que es un patrimonio de la humanidad. Ojalá los grandes investigadores siguieran pensando lo mismo que en aquella oportunidad”, recordó el profesor titular de la cátedra de Farmacia Clínica de la UBA.
Los profesionales en el interior
Como referente en la materia, el doctor Lagomarsino también opinó sobre la realidad farmacéutica que se encontró en Puerto Madryn, ya sea hospitalaria o comercial, donde destacó la atención primaria de los pacientes que se realiza en la ciudad portuaria: “Yo vengo de un hospital de referencia, de altísima complejidad, entonces la comparación no es tan buena desde mi punto de vista. Es bueno que en Madryn haya mucha atención primaria, que todavía está el paciente ambulatorio y que la internación en estos pacientes no sea tan compleja como los que tenemos en el Garrahan. Eso trae aparejado que los tratamientos y el uso racional del medicamento sea todavía una muy buena herramienta para esta localidad donde, si bien es una ciudad muy grande, los casos que son altísimamente complejos deban derivarse a otro lado”, dijo el especialista, al tiempo que agregó que “la verdad que el nivel que encontré es mejor del que cualquiera hubiera esperado. Hay gente muy preparada, pero sobre todo quiero destacar la actitud que tiene la gente, con ganas de aprender. Por un lado está la necesidad de capacitarse, pero no sirve si no hay actitud para hacerlo y la gente tiene ganas de capacitarse, eso es muy bueno”, cerró.