Por Carlos Alberto Nacher

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Sapoman vs Faceman – Parte 26
“Está bien. Tienes razón Melisah. Acepto tus argumentos y los comparto, pero yo ya enterré a Faceman. No hay forma de que resucite, y menos aún cuando cierre mi cuenta en Facebook que, como te mencioné, lo llevaré a cabo en breve. Sin embargo, aún tengo una misión, y tú no puedes acompañarme en esto. Espérame, y nos iremos juntos a Ouagadougou. Lo prometo.”
Sapoman le dio un tremendo beso de despedida a Melisah, al punto que el chasquido de los labios contra los pómulos de la joven se escuchó en la avenida contigua a la residencia de Sapoman, que en ese momento se encontraba casi despoblada, y el eco de dicho beso fue transportado a distancias aún más lejanas por el vapor de agua que descansaba en forma de bruma por sobre el húmedo asfalto de aquel crudo invierno.
Y no sólo eso, sino que además le dio un fuerte abrazo al momento que se preguntaba “¿Me estaré enamorando?”. Sapoman se desprendió lentamente de Melisah, cogió su morral de tela de vaquero cargado de armas y proyectiles y se dirigió, con paso decidido, al Palacio de las Tetas, la guarida secreta de los Avomitables, aquella secta secreta que debía finalizar.
En el camino, nuevamente le sonó el teléfono celular. Al oprimir el botón verde se preguntó si serían, de nuevo, de la insufrible Asociación Patagónica de Adoradores del Perro Salchicha Sagrado, pero no, se trataba de una llamada de la Banca Libertaria Neoliberalista y Libremercadista de los Países Insurgentes del Hemisferio Sur. “Hola, estimado señor, estoy llamando a usted con gruesas lágrimas en mis ojos y un gran dolor en mi corazón, mi nombre es Mrs. Llamiss Habib, y yo te pongo en contacto desde mi country Tunisia que quiero decirte esto porque no tengo ningún otro opción que decirte cómo me conmovió Melisah a abrirse a usted. Soy tía de Melisah, yo casada con Mr. Samih Habib, quien trabajó en Burkina Faso durante nueve años antes de morir en el año 2005. La fortuna es para Melisah y usted. Si acepta le voy a dar el contacto del banco en Burkina Faso, y también voy a dar instrucciones al Director de Banco a que emita una carta de la autoridad que te pruebe el actual beneficiario del dinero en el banco que es si me aseguran que usted actúe en consecuencia como indiqué” “Mire, le agradezco, pero en este momento estoy ocupado, y no puedo atenderlo. Muchas gracias.” La voz del otro lado subió dos tonos. “Jajajajaja ¡Estúpido! Soy yo, Félix Otamendi, y conozco muy bien cuáles son tus intenciones. Jamás llegarás a nuestro cuartel sagrado de Los Avomitables ¡Ahora verás pedazo de idiota!”
El Monstruo Hablador colgó, pero Sapoman, aturdido y confundido, aún seguía con el celular en la oreja diciendo “Hola, hola, holis, holis” Era como si de repente le hubiese aflorado una tara adquirida en tantos y tantos chats, comentarios, spams, mensajes whatsapp, sms, en fin, etcétera.
Y aprovechando su desconcierto comunicacional, fue atacado por una patrulla avomitable comandada por el propio Bobo Esponja. Una ráfaga de gas hilarante, lacrimógeno y mostaza dejó prácticamente sin sentido a Sapoman que cayó sobre el asfalto de la avenida, ya desmayado antes del golpe, mientras una voz malhechora vociferaba: “¡Jajajajaja! ¡Te recabió, Sapoman!”
Continuará…

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