Mal ambiente
Los acuerdos con China y la indiferencia del Gobierno llevaron a la CGT oficialista al borde de la ruptura: «La CGT no existe más», sentenció el secretario de Prensa de esa organización, Héctor Daer, del gremio de la Sanidad y diputado nacional por el Frente Renovador, de Sergio Massa.
La voz de Daer, además, expresa la postura de los «gordos» de los grandes gremios de servicios, embarcados en el proceso de reunificación con la vertiente opositora de Hugo Moyano, encarado a espaldas de Antonio Caló.
Caló analiza con un puñado de leales convocar para la semana que viene un encuentro de la central obrera más cercana al Ejecutivo. El textil Jorge Lobais avisó que en esa reunión deberán analizarse tópicos pendientes como el Impuesto a las Ganancias y otros ineludibles como el resultado de la marcha organizada por fiscales para homenajear a Alberto Nisman. Pero de fondo, habrá debate interno en la CGT de Caló por el resultado de los encuentros con funcionarios para interiorizarse sobre los convenios bilaterales con China.
«La CGT no existe más. Está en vías de extinción y hay que rediscutir todo el movimiento obrero. Debatir el rol de la CGT y reunificarla», le dijo a este diario Daer. La queja tuvo también un destinatario directo en el propio Caló, a quien su sector le endilga haber negociado con el Ejecutivo la cesión de un predio para la Unión Obrera Metalúrgica. «Nos quejábamos de que Moyano beneficiaba sólo a su gremio y ahora pasa lo mismo», amplió.
Molestos
La protesta de Daer no es la primera dicha en voz alta en un sector que suele manejarse más con diálogos reservados, pero sí la más fuerte y terminal respecto del futuro de la central afín al Ejecutivo. Es que esa CGT mantuvo su última reunión formal hace más de tres meses y la preocupación por los acuerdos con China no mereció siquiera una consulta telefónica entre los dirigentes.
Días atrás, el ministro de Planificación, Julio De Vido, recibió a una delegación de esa central, integrada, entre otros, por Caló y por el jefe de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), Gerardo Martínez, uno de los principales opositores a los convenios con el gigante asiático. De hecho, y como reflejó este diario, Martínez había enviado cartas a diputados oficialistas para reclamarles votar en contra de los convenios luego de la aprobación del Senado.
La piedra de la discordia, que también generó preocupación y reuniones con funcionarios en la Unión Industrial Argentina, son los puntos 5 y 6 del acuerdo, que, a juicio de sindicalistas y empresarios, abren la puerta para el ingreso sin control de trabajadores chinos y también para contrataciones directas de empresas de esa nacionalidad. Caló deberá afrontar la semana que viene esos cuestionamientos
El post 18F
Ahora con las versiones oficialista y opositora de la CGT virtualmente desactivadas, las principales novedades del mundo sindical llegarán de la mano del transporte: una cumbre de gremios de esa actividad resolverá esta semana unificar a todas las organizaciones bajo un mismo sello, de sesgo contrario al Gobierno, y dispondrá un sendero de medidas de fuerza que tendrán como eje primario el rechazo al Impuesto a las Ganancias. De paso, sus dirigentes intentarán una demostración de fuerza ante el resto del movimiento obrero con vistas a la reunificación de la central, con el propósito de llevar a su liderazgo a un hombre del sector.
Aunque suenan ambiciosos son los objetivos del plenario de sindicatos que se hará este jueves en el camping de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio de los colectiveros, en la localidad de Moreno. Allí se espera la presencia de dirigentes alineados con la CGT de Antonio Caló y con la versión opositora, de Hugo Moyano.
El eje central de la convocatoria será la unidad, tanto de la CGT como de los gremios de la actividad, divididos hoy en dos sellos: la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), alineada con Moyano y encabezada por Juan Carlos Schmid (portuarios), y la Unión General de Trabajadores del Transporte (UGATT), creada hace apenas dos años como espejo del nacimiento de la CGT oficialista, con el liderazgo de Omar Maturano (maquinistas de trenes, La Fraternidad).
El sector tiene razones para proyectar en grande. Cuenta entre sus filas no sólo con los colectiveros y los conductores de trenes, sino con los camioneros de Moyano, y buena parte de los sindicatos portuarios, marítimos, ferroviarios, aeronáuticos y carreteros. Por fuera de esta estructura, y leales al Gobierno, permanecen apenas el taxista Omar Viviani; la Unión Ferroviaria, de Sergio Sasia; los obreros marítimos de Omar Suárez, y los capitanes de barcos, con Marcos Castro a la cabeza.
La distribución de gremios era más pareja hasta principios del año pasado, cuando la vigencia de Ganancias volcó hacia el lado de los opositores a Roberto Fernández, de la UTA , y a Maturano. Desde entonces mantuvieron sintonía con las centrales disidentes, aunque siempre condicionados a la negociación con el Gobierno de subsidios para el transporte público de pasajeros, imprescindibles para la gestión de los aumentos salariales.
Para la reunificación de la CGT, que avala el grueso de los núcleos internos de la central obrera de una y otra vereda, los sindicatos del transporte pretenden ubicar a un hombre de la actividad al frente de la nueva estructura fusionada. Los nombres que suenan para ese cargo son, de hecho, los mismos que hoy gestionan los sellos del transporte: Schmid y Maturano. Para sostener el planteo, los dirigentes expondrán el jueves que constituyen el único sector gremial capaz, por sí solo, de paralizar el país por completo, a diferencia de los sindicatos de la industria o de los servicios.
En la agenda de la cumbre, sin embargo, figura de arranque otro ítem: la unidad de los sindicatos de la actividad. Los organizadores prevén con ese fin la renuncia de Schmid y de Maturano a sus cargos, y a continuación desactivar la UGATT. El siguiente paso, atado a la definición del candidato para la CGT, será poner a uno de los dos al frente de la CATT. De acuerdo con los planes.
El otro ítem será la posibilidad de disponer medidas de fuerza. El sector ya se había hecho oír el 27 de noviembre, cuando una veintena de gremios llevó adelante asambleas coordinadas entre las 4 y las 7 que terminaron por complicar el movimiento de pasajeros y mercaderías durante buena parte del día. El propósito para el jueves será definir una acción más contundente. En el menú de opciones figura desde la restricción de horas extra (alegan los dirigentes que están obligados a trabajar los feriados y que por la paga adicional tributan más Ganancias) hasta un paro total por 24 horas.
En cualquier caso, se trata de medidas destinadas a exhibir musculatura gremial tanto hacia el Gobierno como hacia el resto de los grupos de la CGT, con vistas al reacomodamiento sindical previsible en el período anterior a las elecciones presidenciales. Habrá que ver…
Fuente: Ámbito Financiero, LPO, NA, propias.