El hallazgo de 61 cadáveres en Acapulco conmociona México

En la madrugada de este viernes, en un escenario de ultratumba, fueron hallados 61 cadáveres, entre ellos menores, ocultos en un crematorio abandonado de Acapulco.
Las autoridades buscaron reducir la alarma ciudadana señalando que los cuerpos ni habían sido mutilados ni calcinados, es decir, que en apariencia no tenían las trazas habituales del narcoterrorismo. Pese a estas precisiones, las causas de su muerte no fueron aclaradas, algo que en Acapulco, una de las ciudades más violentas de México, mueve a todo tipo de sospechas.
Acapulco posee la tercera tasa de homicidios más alta del mundo, después de Caracas y San Pedro Sula (Honduras), y donde las bandas de narcos libran una guerra brutal por el control del territorio. En sus calles, la seguridad es escasa, y las matanzas, habituales. Más de 2.000 policías municipales, cerca del 80%, mantienen una huelga salvaje desde hace meses, tras negarse sospechosamente a pasar las pruebas de idoneidad y los controles antidroga. Su ausencia se ha suplido con un combinado de Policía Federal, Ejército y Marina, pero el caos es tal que hasta una semana más de un centenar de colegios no habían abierto sus puertas por miedo a los asaltos.
En este ambiente hostil, el hallazgo de los cadáveres se inscribe como un capítulo más en la historia de degradación de la ciudad portuaria. Los cuerpos llevaban tiempo abandonados. Algunos estaban momificados, otros en descomposición. Muchos habían sido envueltos en sábanas blancas. Alguien había tomado la precaución de cubrir los restos de cal viva. El mal olor, sin embargo, pudo más y alertó a los vecinos. El crematorio, una construcción de una sola planta y de unos 70 metros cuadrados, había dejado de funcionar en 2009.
Uno de los motivos de mayor sospecha era que los cadáveres correspondían a épocas muy diversas, hasta llegar a cuerpos relativamente recientes. Este hecho abonaba la hipótesis de que el lugar fuera utilizado para dejar ejecutados por las bandas. También se manejaba la posibilidad de que el crematorio hubiese sido empleado como depósito clandestino de alguna funeraria. “A estas alturas, no podemos asegurar ni descartar que haya intervención del crimen organizado”, dijo un portavoz oficial.

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