“El Amor en Tiempos de la Cólera”

El 14 de Febrero ha sido designado como el Día de los Enamorados. El origen de esta fecha se pierde en los recovecos de la historia, allá por el siglo III, en pleno Imperio Romano durante el mandato de Claudio II. Este Emperador había prohibido los casamientos ya que estando el Imperio en guerra, los jóvenes eran más necesarios como soldados en el frente de batalla que como padres de familia. Cuenta la historia que por aquel entonces, un sacerdote cristiano llamado Valentín, a escondidas del Emperador, realizaba clandestinos oficios religiosos para bendecir los matrimonios de los jóvenes que deseaban casarse. Descubierto, el pobre Valentín fue decapitado. Esta historia en sus múltiples versiones la pueden encontrar en cualquier sitio de la web. Basta que introduzcan la frase “día de los enamorados” en cualquier buscador y se encontrarán con numerosos relatos acerca de “por qué” se eligió esa fecha. Ahora bien, “quiénes” la eligieron y “quiénes” se encargan de recordárnosla cada año, es otra historia…
Mientras tanto, aquí y ahora, las vidrieras de los centros comerciales se llenan de corazones rosas. Y por todas partes nos asaltan anuncios ofreciendo cenas, flores, bombones y hasta un “antivirus” para nuestro computador en “súper-oferta Día de San Valentín” (!!!)
Toda vez que se producen estas mareas emocionales acompañadas de un incremento en el consumo, siento un fuerte impulso, casi un empujón, a reflexionar.
Mis reflexiones siempre me llevan al comienzo de todo: ¿Cuál es el significado de la palabra amor? ¿Cuál es su origen? El diccionario etimológico de la lengua castellana nos dice que la palabra “amor” proviene del latín y de una raíz indoeuropea “amma” (similar al balbuceo para llamar a la madre) más el sufijo “or” que implica efecto. Con lo que amor se definiría etimológicamente como aquello que nos liga a la Madre Original.
Después de esta zambullida en la historia del lenguaje para sondear las raíces de la palabra amor, me remití a varias fuentes contemporáneas que brindan significados más actualizados y lo definen como “la relación de afinidad entre seres que tiende a la cohesión, siendo un concepto Universal que puede ser definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista de la realidad.”
A lo largo de la evolución humana hemos podido ser testigos de cómo se ha ido transformando el concepto de esta palabra. Desde los comienzos más instintivos y primitivos que se relacionan con la preservación de la propia vida y de la especie, hasta los grados más expansivos y abarcativos que incluyen estados de comunión con todos los seres del Universo. Evidentemente el amor como experiencia humana se ha ido transformando acompañando nuestra evolución sobre el Planeta.
Es justamente en estos días, cuando recrudecen antiguas antinomias entre distintos grupos de la especie humana, que el concepto de la palabra Amor requiere ser re-significado. Ya no podemos circunscribir nuestro amor como un estado emocional que se traduce en actitudes y comportamientos sólo a una pareja, a un grupo familiar, de amistades, religioso, político o de una nacionalidad determinada. Estamos atravesando circunstancias globales que requieren que los límites de nuestro amor se expandan hacia el prójimo aún cuando sea desconocido para nosotros o de otra especie.
Porque para mantener el equilibrio en nuestro Planeta, en nuestra sociedad, en nuestro propio cuerpo y en cualquier sistema vivo que tomemos como ejemplo, es necesario el AMOR como concepto de cohesión, coherencia y de intercambio armónico para la Vida.
No hay Amor donde hay devastación, sometimiento, culpa o miedo.
Hoy la continuidad de la especie humana no depende tanto de su preservación por la procreación o la conquista territorial, sino de tomar consciencia de la propia autodestrucción que propiciamos desde diversos ámbitos. Comenzando por nosotros mismos con los hábitos tóxicos que destruyen nuestra salud y equilibrio emocional, hasta las acciones grupales que propulsan invadir, doblegar o matar para imponer determinada ideología o para protegerse de ella.
Si algo nos queda claro es que el concepto AMOR es muy amplio y abarca desde lo puramente biológico hasta lo más sublime y desde el vínculo más íntimo hasta el más universal. Sin embargo hay algo común en todos estos gradientes del espectro amoroso que hacen a la esencia misma de su significado, ese que arrastra la palabra desde hace miles de años: AMOR implica UNIÓN, ligazón entre madre-hijo, integración entre femenino-masculino, coherencia entre adentro-afuera, cohesión entre el Universo y yo. Este estado de integración establece un respetuoso reconocimiento de las diferencias para integrarlas en un TODO nuevo. Así es como seguimos evolucionando.
A esta altura de las circunstancias, después de estas reflexiones, ya puedo comerme tranquila todos los bombones de chocolate y dejar que las ofertas del Día de San Valentín y sus miles de corazones rosas repiqueteen a mi alrededor… comprendiendo que el AMOR se da en una relación de a dos: el Universo y Yo.
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Por: Dra.Patricia Chambón de Asencio
www.patriciachambón.com

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