Comenzó el juicio por mala praxis en la muerte de Rocío Navarro

En la mañana del lunes se llevó a cabo en sede de los tribunales penales ordinarios la primera jornada del juicio oral y público por el hecho acontecido el pasado 12 de abril de 2013 que tiene como imputados a los médicos Osvaldo Soria, Sebastián Leguiza y Alejandra Reyes. En la fecha pudo escucharse los testimonios de nueve personas y para hoy martes se espera continuar con la recepción de la prueba testimonial.
El tribunal unipersonal fue integrado por Jorge Odorisio, juez penal; por el Ministerio Público Fiscal asistió Marcelo Cretton, fiscal jefe; la querella fue ejercida por María Adela Raso; la defensa de Soria fue ejercida por Miguel Criado, y la de Leguiza y Reyes por Ricardo Amado, abogado particular y defensor público respectivamente.
La acusación fiscal es por “homicidio culposo” para Leguiza y “falsedad ideológica” para Leguiza y Reyes, en tanto que la querella acusó por esta misma calificación legal a ambos médicos más “homicidio culposo” para Soria.

Los testigos
Los primeros cuatro testigos fueron auxiliares de enfermería que estaban de turno luego del pase a sala de la víctima, tras ser sometida a una primera intervención quirúrgica. Los mismos recordaron que le pidieron que preste más atención a la paciente y que luego de tomarle la presión notaron que Navarro se encontraba hipotensa. Según su testimonio, dieron aviso a los doctores Leguiza y Reyes en varias oportunidades, pero estos no bajaron a la sala, los testigos aseguraron que sólo daban indicaciones de cómo colocarle oxígeno. Por su parte, Reyes escribió la historia clínica de la paciente y no habría bajado a verla.
Siempre por la declaración de los testigos, se supo que cuando la paciente comenzó a vomitar los médicos indicaron que le den Reliveran inyectable. Luego, la víctima entró en paro y realizaron maniobras para sacarla de ese estado. Una de las enfermeras del Tercer Piso recordó haber recibido un llamado de sus colegas del Segundo Piso que no se podían comunicar con el médico de guardia, para que fuera a la sala de médicos a avisarle ya que el teléfono se encontraba descolgado. La paciente se había descompensado y producido un paro cardiorespiratorio.
Seguidamente, la pareja de la víctima recordó que aquel día entre las 14 y las 19 horas que entró en paro no había ningún médico en la sala, solo las dos enfermeras. “No entiendo por qué la dejaron así”, dijo que le refirió otro médico.
Luego declaró la doctora Cristina Hernández, quien estuvo presente en la segunda intervención quirúrgica que le realizaron a Navarro. Aseguró que ella decidió llevarla nuevamente al quirófano ya que sangraba por la sutura. Allí le aspiró abundante sangre y coágulos y limpió y reforzó las suturas de la intervención anterior por anemia y tumor de útero.
Finalmente, se escuchó la palabra de una amiga de la víctima que la acompañó en aquel momento y recordó que estaba mal y que la enfermera llamó al doctor, pero no estaba.

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