IMPERDIBLES DE MADRYN
Doble trucha
El presidente de la Administración de Vialidad Provincial, el ingeniero Martín Escalante, confirmó que la terminación de la obra de la autovía que une las ciudades de Puerto Madryn con Trelew demandará una inversión no inferior a los trescientos millones de pesos y tardará tres años más. O sea, se podrá considerar en condiciones comenzado el año 2019, si todo va bien y se respetan los plazos y los precios.
Afirman además que el presupuesto incluye “una fuerte inversión en mantenimiento para asegurar las condiciones de transitabilidad en rutas y caminos chubutenses”.
El temita es que en manos de la Provincia, la obra parece que va destinada a la/s empresas del “hermanito” amigo del poder de turno, que por supuesto están “sobregiradas” en obras y adelantos. Habrá que ver si se concreta o es otro “salvataje” truchito para hacer caja.
`Sabuesos´ marketineros
Hay que decirlo que si algo ha logrado la Administración federal de Ingresos Públicos es sembrar el pánico en el sector costero. Durante días con una vistosa trafic satelital frente al monumento a la gesta galesa, los `sabuesos´ de Etchegaray han ido realizando un persistente y notable trabajo en el boulevard costero y sobre todo la transitada avenida julio A. Roca. Zonas en que por supuesto el turismo logró constatar la presencia permanente de los trabajadores públicos y por supuesto la implementación efectiva del denominado “Operativo verano”. Como para coronar la avanzada, los paladines de la cobranza tributaria al pueblo comerciante y trabajador, arrasó con las tiras de anteojos truchos y cadenitas de los ambulantes senegaleses que se ampollan recorriendo las playas y facturando algún cien cada dos horas. No faltó el comerciante que se preguntó porque no se aplica con igual efectividad y dedicación en otros sectores de la ciudad, negocios demasiado prósperos según el buen pasar de sus titulares donde hay una evidente evasión fiscal. Si es en tren de `botoneo´, a la Cámara de Comercio parece que se le pasó de largo apuntarles sectores como la construcción, el negocio inmobiliario, algún Club de fútbol que asciende por contar menos de lo que hace, y otros servicios de dudosa procedencia que en Madryn tendrían bastante que explicar, dicen los entendidos en impuestos.
Poca pila
Como para seguir con algunas cosas paradojas del verano, parece que el día del corte de luz más prolongado, en medio del disgusto de los veraneantes y de la desesperación de los comerciantes, no faltó la impecable intervención en algunos Paradores de AFIP y de Control de Calidad Municipal, adivinen para qué? Para corroborar la temperatura de los frezeer y la mercadería que contenían. Presuntamente con buenas intenciones, para ayudar a efectuar algún reclamo a Servicoop si hubiera sido necesario. Pero como dijera un turista azorado “que quiere que le diga vecino, las intervenciones de nuestros administradores públicos no dejan de sorprender día tras día sea en Patagonia o en la Quiaca”.
¿Limpieza “responsable”?
Otra cuestión vinculada a las contradicciones que se vienen suscitando entre el discurso y la práctica político-administrativa tiene que ver con la higiene de la ciudad. Por un lado a nivel municipal existen normas de estricta adhesión al manejo “responsable” de residuos. Sin embargo en la práctica no se da la recolección de residuos en la zona costera ni feriados ni domingos. Más allá que se comprometió un camión para reforzar dichas recolecciones, no se sabe si se rompió o se dan tan esporádicamente que la basura termina sobrepasando los servicios. De hecho, la semana pasada la propia Municipalidad anunció que habría un servicio especial de basureros en horario matinal en la zona sur, debido a que había sido sobrepasado el servicio nocturno. Y sin embargo los canastos domiciliarios no fueron asistidos en varios sectores hasta dos días después con la consiguiente emanación de olores y contaminación de veredas.
Como corolario de las bolsas que rompieron perros y en algunos casos fueron reacondicionadas por los propios habitantes, en otras, hubo peligroso desparramo de botellas, y todo tipo de productos que se fueron expandiendo por cordones cuneta y calles. Esto se complicó porque tampoco se ve con demasiada asiduidad a los barrenderos públicos. “Estarán todos de vacaciones?”, se preguntó una vecina mientras juntaba los pañales que le habían acarreado algunas mascotas abandonadas, ahora callejeras, que tampoco son contenidas por la perrera, zoonosis ni ningún otro organismo público.