‘The Guardian’ se defiende de apriete parlamentario
«No nos vamos a dejar intimidar y seguiremos comportándonos de un modo responsable», ha asegurado el director de ‘The Guardian’, Alan Rusbridger, sometido al torniquete de los parlamentarios británicos en una insólita sesión del comité de Inteligencia consagrada al caso Snowden, tres semanas después de la comparecencia de la plana mayor de las agencias de espionaje británicas.
«Hemos sido patriotas y demócratas», replicó Rusbridger, ante las persistentes acusaciones de haber puesto en riesgo la seguridad del país al revelar la existencia del programa secreto de vigilancia masiva Tempora. El director de ‘The Guardian’ reiteró su intención de seguir adelante con las filtraciones de Snowden y advirtió que lo publicado hasta ahora no es más que el 1% de los documentos facilitados por el ex técnico de la CIA, que permanecen bajo custodia en un lugar seguro.
Le tomó la palabra el jefe de Scotland Yard Bernard Hogan-Howe, que admitió ante el comité de Inteligencia que la policía está investigando algunas informaciones de ‘The Guardian’ por si se hubiera violado la sección 58 de la Ley de Terrorismo, que condena la publicación de información sobre miembros de las Fuerzas Armadas.
El forcejeo dialéctico entre los parlamentarios y Rusbridger se prolongó durante más de una hora. Rusbridger no tuvo siquiera el privilegio de conocer la preguntas por adelantado, como ocurrió durante la triple comparecencia en Westminster de los servicios de inteligencia.
Aunque la voz cantante la llevaron los diputados conservadores, el momento más tenso lo protagonizó el laborista Keith Vaz, al preguntar directamente a Rusbridger: «¿Ama usted este país?».
«Sí, nosotros somos patriotas», replicó el director de ‘The Guardian’. «Hay países que nos son democracias y en los que la prensa no es libre y los directores actúan al dictado de los servicios de seguridad. Ese no es el caso del país en el que vivo, Gran Bretaña, y esa es una las cosas que amo de este país». Rudsbridger admitió que ha habido «un intento deliberado de intimidar a ‘The Guardian'» por parte de las autoridades britanicas, empezando por el arresto en Heathrow de David Michale Miranda, el compañero del periodista Glenn Greenwald.
El director del diario británico aseguró que su decisión de compartir información con ‘The New York Times’ obedeció al temor de la censura en el Reino Unido: «El fiscal general en EEUU ha dejado al menos claro que no va a perseguir a los periodistas por ejercer su profesión».