Intermitencias preocupantes

roanaMal que le pese al gabinete del gobernador Martín Buzzi, ninguno de sus males terminarán el día 28. Ni las supuestas voces “destituyentes” se callarán, ni los reclamos en las calles, ni las sentadas en las puertas de las casas de sus ministros. Por el contrario, el mal de los males de la gestión está vinculado al vil metal, y en ese marco, a la administración que llevan delante de los dineros públicos.
Definitivamente el modo en que el Estado Provincial
estaría tratando de resolver sus prioridades es, a todas luces, uno de los causales del ruido cotidiano que se plasma en la breve peatonal que une Fontana 50 y 49.
Por un lado, gran parte de la estructura política del oficialismo responsabiliza el excesivo celo con el que la ministro de Economía, Gabriela Dufour manejaría la caja, desconociendo el sentido de oportunidad política o las medidas pragmáticas que requiere el ejercicio del poder, fuera de los asientos contables y que deben tenerse en cuenta en la disposición de fondos del Estado.
Contra esta actitud murmurarían por lo bajo desde varios segmentos de gobierno, que ven cómo se va licuando el capital político del Gobernador al mismo ritmo que van fracasando las gestiones estratégicas de sus ministros, a manos de los “no” contundentes que estampa la “vigía” de la caja.
En este ámbito se habría producido la última “crisis de gabinete” que rechinó esta semana con la posible renuncia del ministro coordinador, Carlos Eliceche, harto de tanta burocracia. Un portazo que se habría acallado hasta la semana próxima, una vez superada la convocatoria electoral, pero que resultaría inminente de no encontrarse otro modo de cumplir con los múltiples compromisos asumidos.
De hecho son varios los que adhieren a la encarada de “El Ganso”, reproduciendo la idea que así no se puede trabajar, porque no habría más nada por hacer que pagar los sueldos y sentarse a esperar.

“No hay más plata”

Por otro lado, desde el ministerio que conduce Dufour insisten en que la incorporación de los empleados precarizados que dejó el dasnevismo, más los acuerdos salariales que se han venido realizando en estos dos años, implicaron un aumento desproporcionado de erogaciones, hasta alcanzar el 81% del presupuesto destinado sólo al pago de sueldos de la administración pública. “El gobierno está haciendo un gran esfuerzo, pero no puede seguir avanzando más en materia salarial, porque sería poner en riesgo los recursos del Estado”, afirmó hace unos días la propia ministra.
Para Dufour, hay que esperar el presupuesto del 2014 para generar nuevos recursos. Básicamente la funcionaria estaría esperando ver qué es lo que va a pasar con aquel 1% famoso que quedó liberado dentro de la renegociación del contrato con PAE, ya que de confirmarse que se pueda alcanzar un punto más de regalías, se modificarían notablemente los ingresos de la provincia. Al parecer se necesitaría esta confirmación para poder completar el panorama de lo que deparará a las arcas públicas el año que viene.
El mayor problema que existiría entre Economía y el resto de los ministros, es que para lograr una pretendida pero no alcanzada paz social con los gremios, se ha liberado una suerte de negociación salarial permanente, donde cada sector acordó por separado índices que superan los que Economía tenía previstos. “No hay más plata para repartir”, dicen que habría clarificado rotundamente Dufour en una reunión con pocos testigos y muchos preocupados.

Cuestionamientos no faltan

Entre los que entienden los argumentos de Dufour, pero esperan más detalles de los manejos de las arcas como por ejemplo el efecto del Fondo Unificado, las pérdidas de 50 millones que se habrían dado durante el conflicto en Cerro Dragón, los bonos ya colocados, y algunas otras asignaciones del gasto, aparecen propios y extraños.
La semana pasada el que sería uno de los hombres del posible gobierno de coalición entre el buzzismo y el dasnevismo, el ex ministro de Economía, Víctor Cisterna, afirmó públicamente: “El 7 de diciembre de 2011 yo hice una conferencia de prensa y una exposición donde mostramos cómo estaban las cuentas de la provincia. Allí detallamos la plata que dejamos, dejamos 500 millones de pesos en efectivo. Le dejamos un plazo fijo de 200 millones de pesos. 130 millones de pesos del fideicomiso que no se habían gastado. Más 100 millones de pesos que tenía el Banco del Chubut, de utilidades que no había distribuido. Más 230 millones de pesos de deuda de Nación por obras que había ejecutado la provincia con cuentas de Nación. Estamos hablando de una disponibilidad de más de 800 millones de pesos. No pueden decir que se quedaron sin nada. No sé en qué se ha gastado ese dinero”, cuestionó el ex funcionario que manejó durante ocho años las arcas de Chubut. Un interrogante que más allá de la inoportunidad política, debería en algún momento contestarse.

Raras prioridades

Mientras los reclamos y atrasos de pagos se hacen cada vez más evidentes, el gobernador Martín Buzzi presentó recientemente el nuevo plan de endeudamiento a través del Bono para el Desarrollo de Infraestructura del Chubut (BODIC 1), emitido bajo la modalidad “dollar linked”, con vencimiento en 2019, cuya primera serie captó 220 millones de dólares, cinco veces más de lo que estimaban, pagaderos en pesos al tipo de cambio oficial.
De por sí y más allá de las urgencias evidentes de caja que tendría la provincia, Buzzi ya anticipó que el financiamiento obtenido “se destinará mayormente a la construcción de dos hospitales, uno de ellos escuela, y de 10 Centros de Encuentro”, de unos 500 millones de pesos cada uno y que demandarán como dos años de construcción, prácticamente siendo inaugurados por los funcionarios que vendrán.
Estos mega-proyectos fueron tal vez la gota que rebasó algunos vasos vinculados a los docentes y otros sectores laborales de la provincia, razonando que si bien la infraestructura social en una provincia que crece es necesaria, mucho más lo es la equiparación salarial en sectores claves que hacen a la calidad de vida de la población, además de otro tipos de obras menos grandilocuentes pero que bien podrían cumplir un rol activador de la obra pública sin desbarrancar la caja, tales como viviendas, calles, puentes, plazas, etc.
La experiencia dasnevista de inflar estructuras de cemento y después no tener qué meter adentro, dejó alguna que otra enseñanza a los chubutenses. Entre ellas, la importancia de revisar el costo y el valor de la obra pública, tanto como la letra chica de las licitaciones y los vínculos con las empresas constructoras que finalmente terminaban beneficiadas con la asignación de esas obras.
Buzzi dice que no se trasmitió del todo bien la importancia de los “Centros de Encuentro” y que la población no ha comprendido cabalmente su importancia estratégica. Las voces de la calle creen que Buzzi no ha comprendido el momento que se vivencia a nivel salarial, más allá de las ganas de contar con espacios para acortar distancias barriales. Además, tres enormes estructuras en Comodor, y dos en Madryn de 500 millones cada una no son para nada despreciables, pero tal vez con algunas menos se podría solucionar algunas otras cositas. En esa línea hay una lista de cosas que se vendrían cuestionando y que seguramente serán revisadas en el corto plazo. Sobre todo a partir de la semana próxima, donde todo indicaría que las líneas telefónicas entre Chubut y Nación, comenzarían a tener algunas interrupciones no deseadas. Habrá que ver…

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