IMPERDIBLES REGIONALES
La verdadera historia sobre la “detención” de Zaffaroni
Más de diez horas fue retenido el Ministro de Educación, Luís Zaffaroni sin poder salir de la biblioteca de la escuela Hipólito Yrigoyen donde docentes vinculados al reclamo por mejores condiciones salariales le impedían dejar el establecimiento educativo. Zaffaroni ingresó a la escuela a las 9.30 de la mañana del día jueves y fue rescatado a las 21:45 por el ventiluz del techo de la biblioteca donde estuvo “secuestrado” por los activistas políticos-docentes del PCR y la extrema izquierda.
Hoy se conocerá se la Fiscalía finalmente denunciará a los docentes por la retención indebida del funcionario y seguramente habrá denuncias por las lesiones que sufrieron dos efectivos policiales que fueron golpeados por los manifestantes y algunas mujeres policías recibieron varios pinchazos efectuadas con alfileres para poder avanzar hacia la primer puerta de vidrio que separaba el gimnasio con la biblioteca.
Dante Rocha a la cabeza
Uno de los policías que fue cesanteado de la Fuerza, Dante Rocha junto a su mujer y una amiga de esta encabezaban la protesta dentro de la escuela presionando y pidiendo la renuncia del Ministro de Educación, Luis Zaffaroni. Además había docentes y porteros. La policía ya sabe que el trabajo de investigación lo viene haciendo desde hace unos meses Dante Rocha que es el que supuestamente avisa cuando hay algún funcionario en una escuela o está el gobernador en tal o cual parte en Comodoro Rivadavia.
Uno de los testigos que siguió atentamente los acontecimientos dijo que Zaffaroni una vez que ingresó a la escuela 757 habló con todos los sectores, con los padres, con los docentes, con los porteros, con los sindicalistas de la ATECH de la zona sur y con quien le pusieran en frente para explicarle la situación económica de la provincia y la imposibilidad de aceptar lo que estaban pidiendo.
Uno del grupo de Carlo Magno le dijo “sino salís con la renuncia en la mano te vamos a cag.. a palos”, dejando atónito a Zaffaroni que ya empezaba a ver que la situación se ponía muy difícil.
Todos enharinados y pinchados
El caos fue mayor cuando los docentes vieron que ingresaban a la escuela del Barrio Mosconi Claudio Mosqueira, subsecretario de Desarrollo Social a cargo del Ministerio de Familia; y a otros de menor rango, como Domingo Squillace, Rosa González, Guillermo Almirón, Cristian Blotta, María José Aizpeolea, Saida Paredes y Mónica Harriet, además de las ex concejales Laura Chiguay y Griselda Muñoz. En este contexto, más de uno de ellos fue insultado y hasta les arrojaron harina.
Zaffaroni al ver esta situación quedó encerrado en la biblioteca por su propia seguridad ya que el descontrol en el gimnasio de la escuela era total.
Para llegar a la biblioteca hay que pasar por dos puertas, la primera mucho más chica que la última a metros de la biblioteca que es de doble hoja vidriada, allí estuvo un grupo de diez policías forcejando casi las once horas con padres, docentes y sindicalistas que querían ingresar a la biblioteca para agredirlo a Zaffaroni.
“El miedo nuestro es que se rompiera uno de los vidrios y alguien salga lastimado” dijo uno de los policías que agradeció la ayuda de sus pares ante una situación totalmente descontrolada, “nos clavaron cientos de agujas por todo el cuerpo para que reaccionemos, salimos con las manos y el cuerpo ensangrentados”, se asombró el mismo policía que no podía creer que eran docentes.
Orinar en un vaso
Las horas iban pasando y el Jefe del Grupo de Operaciones Policiales de la Unidad Regional de Comodoro Rivadavia, Miguel Gómez ingresó cerca de las 10 de la mañana para acompañar al ministro que había quedado como rehén junto al asesor legal del Ministerio de Gobierno, Martín Galíndez; la vicedirectora de la escuela, Graciela Escalante; y la supervisora, Sirley Cardozo.
Gómez les dijo que seguramente iban a tener que pasar la noche en la biblioteca porque la situación estaba desbordada y se había imposible salir por la puerta de acceso.
Una de las mujeres con problemas renales le preguntó como harían sus necesidades si estaban en una habitación muy pequeña. A lo que tuvieron que improvisar un cesto con una bolsa pero las mujeres no lo aceptaron porque además eran observadas desde afuera por los manifestantes que se burlaban permanentemente.
Los hombres pudieron hacer sus necesidades en unos vasos de plástico pero todo fue muy incomodo ya que se improvisó detrás de un mueble un pequeño baño formado por algunos vasitos de plásticos y un cesto que tenía una bolsa de nylon.
Ataque de nervios
Gómez solicitó apoyo de las mujeres policías y sus pares para sacar a las mujeres que se estaban descomponiendo no solo por la falta de oxigeno sino una de ellas por su estado de salud. Los manifestantes docentes lo entendieron y le dijeron que les daban las garantías para que las mujeres salgan.
Estas dos últimas pudieron salir, pese al hostigamiento y con el sostén de un cordón policial, a las 17.50 y 17.55 respectivamente. Pero a una de ellas no solo le tiraron los cabellos, sino que la insultaron mientras le arrojaban huevos y harinas.
La mujer fue trasladada a su casa con un ataque de nervios.
En tanto, el Secretario Regional de la Zona Sur, Carlo Magno que ingresó a la biblioteca como un verdadero conquistador le dijo a Zaffaroni que lo pagaría por lo que le hicieron a ellos en Rawson y le entregó un petitorio donde solicitaba el repliegue del dispositivo del armado para la apertura de las escuelas, el aumento salarial y como punto número tres su renuncia. Zaffaroni lo miró, lo releyó y le dijo “esto no lo voy a firmar”. Carlo Magno se levantó y le dijo que no respondía por lo que le pudiera pasar con los que estaban afuera.
A partir de ese momento no se dejó salir ni entrar a la biblioteca a nadie.
Plan “B”
Gómez conocido por su excelente preparación física con el Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF) y en el grupo Alacrán de Gendarmería había preparado un Plan “B” que era sacar al ministro por la claraboya que se encontraba a unos 10 metros del piso. Los planes de retirarlo por la puerta principal como por una ventana los descartó por la peligrosidad que implicaba entrar en roce con los docentes “y la orden era no lastimar a nadie”.
La hora precisa era al anochecer, durante el día fueron tapando las ventanas con mapas y dibujos de los alumnos y al anochecer dejaron apagadas las luces de la biblioteca.
Previo a fingir un movimiento de salida por la puerta principal, logró que todos los docentes y militantes que estaban afueran ingresaran y se revolucionaron con bombos y sirenas que eran ensordecedoras.
Para Gómez esa era el momento preciso para sacar al ministro por la claraboya. Puso una serie de muebles que le permitió llegar hasta una altura determinada y con un perchero pudo romper uno de los cuatros vidrios de la claraboya cortándose un poco las manos. Con los cobertores de los sillones improvisó una cuerda de un metro y medio y desde arriba le dijo al ministro “trepe”.
Mientras Gómez alcanzó salir por el ventiluz luego de treparse por más de un metro por las paredes, Zaffaroni subía por los muebles y desde arriba Gómez le tendió la soga improvisada para el funcionario pudiera salir.
El zapato de Zaffaroni
“Confío en usted Gómez, yo voy detrás suyo”, decía Zaffaroni mientras saltaba otro techo de la escuela para después caer en otro entre techo que tenía una pendiente pronunciada. De ahí había que saltar como cuatro metros y con la misma cuerda el ministro achico unos dos metros y se arrojó en el perímetro de la parte trasera de la escuela.
Algunos militantes que se habían quedado afuera empezaron a tocar sus bocinas para alertar que Zaffaroni estaba en el exterior, uno de ellos logró agarrarle la pierna cuando el ministro saltaba la reja en busca de un auto que lo esperaba. En ese forcejeo, Zaffaroni pierde el zapato pero logra deshacerse de esa persona que lo tironeaba para que no escapara.
De esta manera Zaffaroni pudo llegar a su casa y abrazar a su familia. En tanto los que quedaron en la biblioteca fueron golpeados por los docentes. Al asesor legal del Ministerio de Gobierno, Martín Galíndez le fisuraron el hombro. En tanto al zapato de Zaffaroni lo llevan en las manifestaciones, como en la ápoca de los barbaros, atado a un palo por todo el centro de la ciudad.