El nazi muerto que nadie quiere enterrar

¿Qué hacer con los restos mortales de Erich Priebke? Esa es la trascendental duda que trae de cabeza a las autoridades tras la muerte en Roma de este criminal de guerra nazi y ex oficial de las SS, condenado en 1998 a cadena perpetua por su participación el 24 de marzo de 1944 en la masacre de las Fosas Ardeatinas en la que 335 italianos -260 presos políticos recluidos en la cárcel romana de Regina Coeli y 75 judíos elegidos al azar- fueron fusilados por los nazis.
Priebke, que recientemente había celebrado su 100 cumpleaños, falleció el pasado viernes, dejando un testamento en el que decía no arrepentirse de nada, negaba el Holocausto y defendía a ultranza el nacionalsocialismo. El problema ahora es qué hacer con este incómodo muerto.
La familia del finado se encuentra en Argentina, donde Priebke se estableció y fue detenido en 1995. Pero las autoridades argentinas ya han dejado claro que no quieren saber nada de él. El canciller Héctor Timerman ha dado «orden de no aceptar ningún trámite que permita el ingreso del cuerpo del criminal nazi». Tampoco lo quieren en Roma. Tanto el Ayuntamiento como el Vaticano han rechazado que pueda celebrarse una ceremonia fúnebre en su honor y menos aún en vísperas del 70° aniversario de la deportación de judíos del gueto de Roma. También el alcalde de Pomezia, Fabio Fucci, ha dicho ‘no’ a la posibilidad de que Priebke pueda ser enterrado en el cementerio militar alemán. Por ahora, es un muerto que no tiene lugar en la tierra.

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